Les ha costado. No solo fabricarlo, sino encontrar un lugar donde instalarlo. Los bomberos del servicio municipal de Badajoz inauguraron ayer un enorme corazón (2 metros de alto por 1,5 de ancho), que ellos mismos han construido durante meses, poco a poco, en su tiempo libre. Además de una escultura cargada de simbolismo, es un recipiente para recoger tapones de plástico que irán destinados a recaudar fondos para ayudar a Carlos Rigote, un niño pacense con parálisis cerebral y otras patologías. Es su corazón solidario.

El bombero Óliver García explicó que a través de las redes sociales conocieron esta campaña. En muchos municipios de Extremadura, también de Huelva y Portugal, ya existen corazones solidarios para ayudar a este niño y la Asociación Deportiva y Cultural de los Bomberos de Badajoz quiso sumarse. Su corazón es el número 50. Desde que publicaron la iniciativa, no dejan de recibir tapones en el parque de bomberos. Cada semana recogen entre 30 y 40 kilos (dos sacas). La familia de Carlos Rigote se encarga de llevárselos.

Dentro del servicio «hay buenos herreros» y se nota en el resultado. Empezaron a fabricar el corazón en abril del año pasado y lo terminaron en diciembre pero hasta ahora no han encontrado un lugar donde colocarlo, porque se lo pidieron al ayuntamiento y no recibieron respuesta. Han empleado 700 metros de varilla de 6 milímetros, tiene más de 1.000 puntos de soldadura y pesa unos 150 kilos. Está soldado a una plancha de acero de unos 400 kilos. Este es el primer corazón que se instala en Badajoz, pero hay unos cuantos más de distintos colectivos a la espera de ubicación.