Son los bomberos unos profesionales no siempre considerados en su alta valía. "Tienes cosas de bombero", dice un aforismo para significar acciones inconsistentes o lerdas. Y nada más lejos de la realidad. Porque la verdad es que tener cosas de bombero es estar dispuesto a dar la vida por los demás, estar permanentemente en guardia para proteger los bienes y la integridad de los ciudadanos, y trabajar con ahínco el cuerpo y la mente para encarar en perfecta forma dificultades y riesgos extremos.

Tengo un primo bombero y el jefe de la oposición en Extremadura, José Antonio Monago , entre otros méritos, tiene el de ser bombero también, aspecto de su vida que, sin duda, le servirá en su carrera política, porque no son pocos los fuegos que hay que apagar y las escalas que utilizar en una andadura como la suya. O sea, que la simpatía por estos profesionales me viene incluso de familia y desde luego como observador y comentarista de la escena política.

Entre los bomberos, el grado de compañerismo suele ser altísimo, no en balde la vida de cada uno depende de los demás en cada emergencia. Por eso no es raro que un grupo de jóvenes bomberos se coja vacaciones y viajen juntos. Esto, la juventud y la camaradería de grupo, fue lo que alertó a las autoridades francesas sobre los cinco bomberos catalanes que confundidos con etarras. Lo cual demuestra, si atendemos al injusto dicho que cité al principio, que en realidad no son los bomberos los que meten la pata, sino que hay otros profesionales que podrían servir de paradigma del error. Pero tampoco eso sería justo porque, en esto del terrorismo, mejor que nos pasemos por exceso que por defecto y yo daría por bien empleada mi detención por error en el marco del mayor rigor contra los criminales, para que ninguna relajación permita el escaqueo del verdadero delincuente.

La detención de nuestros bomberos en Francia tiene algo de simbólico. Los últimos fuegos de ETA parecen a punto de extinguirse y, en esta fase final del siniestro etarra tenían que aparecer bomberos españoles para significarlo. Parece una broma, pero no lo es. El destino se escribe con lo que algunos creen casualidades. Pero la determinación del mañana está dibujada con los códigos de hoy.