TBtasta con que a uno se le ocurra una memez para que se repita mil veces con variantes propias en otros lugares y en otros tiempos. Gracias a esta particularidad humana, hemos llenado el calendario con días reivindicativos o con dedicatoria que conmemoran al padre, al abuelo, al niño, al gay, al árbol, a la planta, al animal fulano y a todo eso que ni te suena hasta que llega y unos pocos te la dan con la monserga del día. Entre las conmemoraciones, las hay también que precisan más de un día para quedar conformes. Ocurre con los días de los enfermos de---varias enfermedades-- y, sobre todo con la mujer. En el caso de las féminas el almanaque recurre a subsectorializar los días --debemos estar muy necesitadas-- para celebrar a la mujer madre, a la trabajadora, a la rural, a la maltratada, y a otras muchas que surgen. Tanto que, visto el ambiente, dentro de poco inauguraremos el día de la mujer ministra, tal vez bajo la advocación de doñaelenasalgado o, si conseguimos meter cabeza los extremeños, doñamariaantoniatrujillo. Sea como sea, nada tan original como la conmemoración, este domingo, del día de la fiesta de la trashumancia, que lleva anejos la exaltación de la cultura pastoril y el homenaje a la mujer rural. Para ello, procesionarán por la mismísima castellana las ovejas merinas llegadas de Castuera acompañadas de mayorales, rabadanes, pastores y mastines. Otro domingo Madrid atascado de borregos en manifestación. Pero hay más muestras que evidencian esa inclinación humana hacia repetir tonterías en olor de multitudes. Anoten: alguien inventó la paella para mil y hubo después tarta para dos mil, tortilla de patata para ochocientos, garbanzada para mil quinientos, matanzas --de cerdos, se entiende-- colectivas y un sinfín de especialidades culinarias a lo bestia, donde todos juntos celebran no sé qué. Tendremos ¡por fin!, caldereta de borrego para cinco mil el domingo en Ifeba. Y, para culminar la borregada, entraremos en el Guiness, templo para borregos de honor.