Cuando solo faltaban unos minutos para que las puertas de la iglesia se abrieran y la música de la Banda de Cristo Rey comenzaba a escucharse en la plaza de Santiago Arolo, los nubarrones a los que los hermanos y fieles de San Roque no quitaban la vista empezaron a descargar agua. La Borriquita y la Virgen de la Palma se quedaban por segundo año consecutivo en casa . No fue fácil tomar la decisión, pero a las seis de la tarde --la procesión tenía que haber empezado una hora antes-- el hermano mayor de la Cofradía de la Entrada Triunfal de Cristo en Jerusalén, Santísimo Cristo de la Paz y Nuestra Señora de la Palma, Juan Martín Riego, comunicó que "por unanimidad" la junta directiva de la hermandad había acordado suspender el primer desfile procesional de la Semana Santa de Badajoz.

En el interior y en el exterior del templo se esperaba pacientemente la decisión. Muchos ya temían que La Borriquita no saldría de San Roque, pero otros aún confiaban en poder salir a la calle. Por eso, cuando el hermano mayor se subió al altar para dirigirse a quienes estaban en la iglesia, la decepción se apoderó de sus rostros y algunos no pudieron evitar las lágrimas.

Tras consultar "todas las páginas habidas y por haber" en internet sobre las previsiones meteorológicas, la cofradía concluyó que no existían garantías suficientes de que a lo largo del recorrido la lluvia no volviera a hacer acto de presencia y, con resignación, asumió que su responsabilidad era preservar los pasos "porque no podemos poner en peligro un patrimonio que es de las generaciones futuras". Visiblemente emocionado, el hermano mayor pidió a los costaleros, nazarenos y a los miembros de las bandas de música Cristo Rey y Guzmán Riccis "que nos comprendan" y agradeció la presencia del alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, que asistía a su primera procesión como tal, y de los representantes del resto de cofradías y hermandades de la ciudad.

"Entendemos que la decisión es la más acertada. La hemos tomado con la cabeza, porque si lo hubiéramos hecho con el corazón sería distinto", dijo Martín Riego.

El párroco de San Roque, Luis Romero, leyó el pasaje del Evangelio de la Entrada de Jesús en Jerusalén y se rezó un Padrenuestro. "Lo importante es que la procesión se lleve por dentro, si no puede ser por fuera", dijo a los fieles, al mismo tiempo que valoró el trabajo realizado por las personas que habían preparado los pasos. Este año se han restaurado los niños de Olot de La Borriquita y el de la Virgen de la Palma estrena faldones de terciopelo azul bordados en oro donados por un hermano.