Hablando de la actividad arqueológica en Badajoz. Y aquí termino. Hemos de ser positivos y no inocentes. Algunos sectores nos van a mirar siempre con malos ojos, especialmente aquellos que no tienen intereses comerciales inmediatos. Pues, aun así, debemos entendernos con nuestros teóricos oponentes: las administraciones públicas y los intereses privados.

Con las primeras vamos trabajando. Tienen que hacer cumplir la ley y hay una muy pequeña parcela de la exclusiva responsabilidad de los profesionales de la arqueología. Con los segundos hemos de llegar a una entente cordial, sin vulnerar el marco legal.

Los empresarios defienden intereses legítimos y sin su colaboración nuestra labor se vuelve casi imposible. Seamos positivos y vamos a entendernos. Sólo falta que las autoridades nos faciliten la labor.

Llevo muchos años trabajando en este Badajoz de nuestros pecados. Hemos avanzado en muchos aspectos relacionados con nuestra actividad, pero todavía queda mucho por hacer. A mí no me importaría sentarme para alcanzar un acuerdo serio, con la idea de facilitar la labor de nuestros ediles, para ayudar a recupera nuestra memoria histórica, sin dañar a terceros o haciéndolo lo menos posible. Y todo eso antes de hablar de normativas, aplicaciones estrictas, movilizaciones y demás instrumentos de uso habitual y no siempre correcto.

Quede claro. Los arqueólogos no debiéramos situarnos en posturas numantinas. Los constructores, promotores y empresarios dar muestras de una mínima sensibilidad y entender que, con nosotros por medio y en casos como el de Badajoz, también pueden ganar dinero. Incluso más que en condiciones normales. Sin duda demostrarán que la cultura no les es indiferente.