Con el entorno que nos rodea, no hay que hacer demasiados esfuerzos para ver solo realidades que nos duelen, nos apenan o nos preocupan. En el asunto de las infraestructuras de Extremadura hay motivos sobrados para manifestar indignación por la inacción, los retrasos acumulados, el uso político partidista, los engaños e incumplimientos, las muchas faltas de respeto a la sociedad realizando compromisos incumplibles y justificaciones inaceptables. Y siempre nos queda la sensación de que a la hora de aprobar los presupuestos priman intereses políticos en los que los extremeños nos vemos abandonados y que cuando aparecemos en ellos terminan no ejecutándose las partidas contempladas.

No querría parecer que estoy satisfecho, ni que minusvaloro lo mucho que nos queda por delante, pero también sería una temeridad ignorar que en los últimos días nos están llegando algunas noticias que nos permiten recuperar nuevas esperanzas. El pasado no podemos cambiarlo, por lo que no merece la pena gastar energías en él. La publicación del Estudio Informativo de la LAV de la Provincia de Toledo, aunque llegue con dos años de retraso y los datos nos indiquen tiempos de trayectos que no son los que nos gustaría, abre una nueva etapa en la que debemos centrarnos en que se ejecuten cuanto antes las obras previstas y que se mejore urgentemente con doble vía electrificada la conexión directa entre Talavera y Madrid. La firma de un préstamo para las obras de la LAV de Talayuela a Badajoz, por importe de 890 millones, al ente ADIF y el Banco Europeo de Inversiones, debe acelerar su finalización pero deberíamos estar muy atentos y exigentes para que esos recursos no tengan otros destinos. La finalización del taller de reparaciones de RENFE en la estación de Badajoz debe dar un mejor mantenimiento a los trenes. El comienzo de las obras de la terminal ferroviaria de la Plataforma Logística, junto con las de urbanización y accesos, y los ajustes urbanísticos para dar respuesta a varias empresas interesadas, puede permitirnos ver a finales del año próximo que las nuevas infraestructuras empiezan a dar sus frutos. También vemos que Portugal tiene ya en marcha todas la obras para que en el 2023 pueda estar finalizada la nueva conexión con Lisboa. Estas y algunas otras realidades permiten por primera vez poder tener confianza en que ahora sí podamos celebrar con razones para ello el Año Europeo del Ferrocarril en 2021 e iniciar una década de transformación real. Necesitamos ver en uso las nuevas vías y que se hagan las tareas para que en este próximo año exista un servicio diario entre Lisboa y Madrid por Extremadura. Esperemos que dentro de un año podamos celebrarlo y recuperar una confianza en el futuro que tanto necesitamos.