¿No te habrá tocado a ti? Era la pregunta que más se escuchaba ayer en el despacho de lotería del número 33 de la avenida Sinforiano Madroñero (en Artifes). Vecinos y clientes habituales bromeaban entre ellos tras conocer que el sorteo del jueves de La Primitiva había hecho millonario a una persona que selló un boleto de cinco apuestas, cuyos números eligió la máquina de manera automática. Cinco euros que se han convertido en 1.687.600 euros. Poco más se sabía del agraciado que, al cierre de esta edición, según el propietario del despacho, Manuel Martín, no había dado señales de vida.

Martín se enteró de que había dado un premio millonario cuando fue a abrir ayer por la mañana. Había periodistas en la puerta y le comunicaron la noticia. Poco después le llegaron de Loterías y Apuestas del Estado los carteles con el anuncio del premio (ha sido el único de 6 aciertos). No es el de mayor cuantía que ha dado este despacho, pues hace algunos años otro afortunado se llevó más de 2 millones de euros con una Quiniela. También el año pasado dio el cuarto premio de la Lotería de Navidad.

«Son muchas las personas que apuestan cantidades similares y es un premio importante, por lo que es probable que vaya directo al banco para que se lo abonen», comentaba Martín para explicar que no iba a ser fácil conocer la identidad del ganador. «Tampoco lo diría sin su permiso», apostillaba. El lotero se mostraba muy contento porque «con ese dinero se le soluciona prácticamente la vida a quien le haya tocado» y decía que lo de menos era conocer al ganador, aunque si vienen «nos tomaremos una cerveza con mucho gusto», bromeaba.

Por este despacho pasan clientes habituales, la mayoría del barrio, pero también muchas personas que pasan por la zona, entre ellos muchos portugueses.

«Estamos muy contentos e ilusionados», decía Manuel. A él también le ha sonreído la diosa fortuna por un premio de este calibre en plena campaña de la Lotería de Navidad. «Estas noticias tienen mucha repercusión y es un aliciente». De hecho, ayer se notaba más trasiego que un día normal. «Ha venido muchísima gente a por sus boletos, a comprobar si tenían premio y a darnos la enhorabuena», contaba Martín. «Lo mejor que le puede pasar a un receptor de lotería es dar un premio», aseguraba satisfecho.