Distintos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado buscan dentro y fuera del país a una mujer que huyó con sus cuatro hijos que se encontraban internados en el centro de menores Ana Bolaños de Olivenza, bajo la tutela de la Junta de Extremadura desde el 2006.

La mujer, vecina de la barriada de Suerte de Saavedra de Badajoz y de nacionalidad portuguesa, aprovechó el primer encuentro a solas con sus hijos fuera del centro, que le fue concedido por la Junta por un periodo de una hora, para no devolver a los niños de 11, 9, 8 y 6 años al centro. La desaparición de los menores fue denunciada la tarde del martes por el director del centro en el puesto de la Guardia Civil de Olivenza, según confirmó este cuerpo.

A partir de ese momento todos los dispositivos policiales se pusieron en marcha y se dio aviso a todas las unidades de la Guardia Civil, así como de otros cuerpos, incluida la policía portuguesa, del posible secuestro de los niños. La Policía Judicial de la Guardia Civil se está ocupando de la investigación.

NO REGRESARON AL CENTRO La Consejería de Igualdad y Empleo confirmó ayer que los cuatro menores no regresaron al centro tras la visita programada con su madre, que tenía autorización para salir con los hijos del centro "por circunstancias específicas del caso y una actitud positiva de colaboración por parte de dicha progenitora con el personal técnico del programa de Familias y de la Dirección General de Infancia y Familia".

Esta actitud colaboradora motivó "una flexibilización" del régimen de visitas establecido "con el fin de normalizar los periodos de contacto de los menores con su familia".

La directora general de Infancia y Familia, Nuria Sánchez, explicó ayer a este diario que "se habían conseguido grandes progresos con esta madre, tenía una pareja y parecía que las cosas le iban bien". Por ello espera, según dijo, "volver al punto en el que nos encontrábamos", aunque reconoció que lo que ha hecho "ha supuesto un retroceso en su caso. Los niños se merecen una oportunidad".

La Junta se ha dirigido al Consulado de Portugal y a los servicios sociales de base del país vecino, con los que suele mantener una "gran colaboración" para avisar de las desapariciones.