TLta primera vez que oí hablar del programa que emitió Cuatro sobre la vida de los callejeros de Badajoz, fue en la oficina de turismo de Guadalupe. Como es habitual, tras ofrecerme toda la información sobre el Monasterio, la chica que me atendió me preguntó de dónde procedía, y al decir que de Badajoz lo primero que me espetó fue "la mala imagen que para el turismo de Badajoz" había dado no sé qué programa que había salido en la tele.

Animada por las horas de disfrute que tenía por delante en compañía de unos familiares, no eché cuenta del comentario; pero la curiosidad ha podido conmigo y ante la cantidad de opiniones que me han llegado sobre el reportaje, esta semana me he metido en ese gran mundo paralelo en el que se ha convertido Youtube, y ahí están, para escarnio o regocijo de algunos, esos minutos que tanto han dado que hablar.

¿Y qué quieren que les diga? Me ha debido pasar como con el cine. Tanto te insisten en que una película es buena, que cuando sales de la sala piensas que el film no era para tanto, o viceversa.

Sí, supongo que contar en un programa nacional la vida de todo el lumpen de Badajoz no es bueno para la imagen de nuestra ciudad. Pero esa es otra de la realidades de Badajoz, nos guste o no. E individuos socialmente marginados hay en todas las ciudades del mundo.

Pero, ¿cuál es la solución para toda esta gente que vive en la calle?, deberíamos preguntarnos después de ver esas imágenes desde nuestros mulliditos sillones en las Vaguadas, Valdepasillas o Cerro de Viento. La respuesta, por supuesto, no es fácil.

Comparto la opinión de quienes piensan que el reportaje estuvo hecho desde el respeto e incluso imprimiéndole un tono simpático y a veces cariñoso en el trato con los personajes. Y si tuviera que resaltar algún momento del programa, me quedaría, sin dudarlo, con el reflejo de la impresionante labor que realizan con estas personas los voluntarios de la Cruz Roja.