El teatro López de Ayala de Badajoz volvió a subir el telón para el concurso de murgas, aunque el primer día de preliminares no consiguió colgar el cartel de no hay billetes. Tres de los grupos presentaron sus candidaturas a, por lo menos, llegar a la final. Fueron Los Camballotas, Al Maridi y Pixa a la Fulaneska, curiosamente los tres últimos en actuar, que dejaron un buen sabor de boca.

Los Taifas, con un tipo de 'macarrillas', inauguraron el certamen. Ataviados con coloridos trajes rosas, se presentaron como unos dueños de Badajoz con buen corazón. No terminaron de enganchar al público, aunque sí introdujeron uno de los temas que se postula como más recurrente del concurso de este años: el omnipresente negro del Whatsapp, que ocupó su primer cuplé. Su segundo pasodoble, dedicado a un niño recién nacido, arrancó tímidos aplausos.

Cogieron el testigo Los Hechiceros, ayer formando como un batallón de ángeles celestiales que fueron los primeros en lanzar críticas carnavaleras. A Rajoy en la presentación, al independentismo catalán y vasco en el primer pasodoble y a la crisis de valores en el popurrí. Otro cuplé para el negro del Whatsapp, el segundo, y un momento destacable con uno de sus componentes cantando un fandango a Badajoz en los últimos momentos del repertorio. Sólo fueron unos segundos, y lo cierto es que el grupo no terminó de conectar con la gente.

Llegaron entonces Los Camballotas para levantar el ánimo del graderío y provocar una sensación de sonrisa perenne durante todo el repertorio. El tipo era claro: unos atletas que no ganarán nunca unas olimpiadas. Ni les importa. "Lo importante es participar", cantaban. Su nadador estaba fondón, sus corredores, gemelos, se cambian cuando uno pierde y su tenista se fuma la hierba si juega sobre esta superficie. Especialmente sentido el segundo pasodoble, que abordó el tema de la emigración de ciudadanos españoles por la gestión "de un gobierno fascista", en una ácida crítica.

Seguidamente, Al Maridi presentó su candidatura para revalidar la primera posición del año pasado con un tipo de niños pequeños y gorditos de guardería. Su repertorio fue de lo más variado. Repasaron sus sensaciones tras su triunfo en 2015, la polémica de las reinas magas de las cabalgatas pasadas y se acordaron, en el popurrí, de Rajoy, Artur Mas e incluso Isabel Patonja. Su letra más social la interpretaron en el segundo pasodoble, donde abordaron el drama de los refugiados, focalizado en la archiconocida foto del niño en la playa, y tildaron de mamarracho a Rajoy por "poner pegas" para acogerlos.

La noche la cerró Pixa a la Fulaneska, de cazadores y señoritos, amantes de los toros y el fútbol. Su presentación ya fue una declaración de intenciones: buscaban cazar a un diputado. Sonó bien la música y algunas letras resultaron ingeniosas, como la del segundo cuplé, que se adaptó muy bien al tipo al prohibirles sus mujeres "matar al conejo" tras una discusión. En el popurrí volvieron a jugar con el tipo, también se acordaron del propagado negro del whatsapp y mandaron un recado a Cataluña.