Con el novio visiblemente emocionado y la novia luciendo radiante un traje de Valentino con un diseño de organza en seda plisada con encaje de Chantilly en el escote, la princesa Magdalena de Suecia y el financiero estadounidense Christopher O'Neill se dieron el sábado el sí quiero en una soleada jornada que atrajo a Estocolmo a numerosos miembros la realeza europea, aunque fallaron los de las coronas española y holandesa. En una ceremonia sobria pero alegre, celebrada en la capilla del palacio Real, la pareja intercambió los votos --ella en sueco y él en inglés-- bajo la mirada y las sonrisas de la familia real sueca, los reyes Carlos Gustavo y Silvia, la heredera al trono, Victoria, y su hermano, Carlos Felipe, con su futura esposa, Sofia Hellqvist, exbailarina y camarera.

No faltaron entre los invitados los herederos de Noruega y Dinamarca --Haakon y Federico, con sus respectivas esposas Mette-Marit y Mary--, Guillermo y Stephanie de Luxemburgo, Maria Chantal y Pablo de Grecia, y Eduardo de Inglaterra. Sin embargo, quien acaparó los rumores sobre una eventual crisis matrimonial fue Charlène de Mónaco, que lució espléndida pero sin su esposo, el príncipe Alberto, quien alegó un compromiso en una fiesta de un club náutico. No faltó tampoco la nota musical, con John Taylor, de Duran Duran, y Marie Fredricksson, cantante del dúo Roxette, que interpretó un tema antes de la ceremonia.