TLtas cinco elecciones que se van a celebrar en España en un sólo año, con sus cinco correspondientes campañas electorales, hacen que sin duda el hartazgo del electorado sea no sólo evidente sino hasta comprensible. Y más si tenemos en cuenta que tan sólo han trascurrido escasos seis meses desde las anteriores. Pero independientemente de como se traduzca ese cansancio en la próxima jornada electoral del 26J, lo que parece claro es que la campaña que comenzó ayer podría ser decisiva de cara a los resultados de los próximos comicios.

Es cierto que se trata de unas elecciones generales, pero las lecturas políticas se harán en todos los ámbitos. Y más en estos momentos. De hecho el CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas, apunta en su última macroencuesta el cambio en la distribución de escaños que podría producirse en la provincia de Badajoz, con la irrupción de un diputado de Ciudadanos. Una posibilidad que ya se barajó en las anteriores elecciones, pero que toma fuerza ahora debido a la perdida de votos del PSOE.

Es decir, que aquí se la juegan todos, aunque la tensión política no está repartida por igual. Un alcalde socialista de un pueblo cercano a Badajoz me decía hace unos días que "cada uno tendrá que asumir sus responsabilidad en los resultados".

Sin duda el PSOE vuelve a tener la partida más difícil en este nuevo reparto de cartas: tendrá que evitar que se cumplan los pronósticos que vaticinan las encuestas de quedar relegado a tercera fuerza política por detrás de la coalición Unidos Podemos. Sería la gran catástrofe de un partido histórico y de gobierno. Y la gran victoria de un partido que acaba de nacer.

Unos y otros se echarán de nuevo a la calle. Puerta a puerta, convirtiéndose en runners o en formato Ikea, pero lo harán porque saben que esta campaña será decisiva.