Hay en la televisión un anuncio de desodorante que gira entorno a la necesidad de cambio que las mujeres imponemos. Una idea equivocada. "Las mujeres se cansan pronto". Alrededor de esa frase pretenden los publicistas vender un elixir para la transformación del hombre. No recuerdo muy bien la historia porque siempre que lo han puesto estaba distraída y, sólo al oír esas cinco palabras, he levantado la cabeza. Nunca lo he visto completo. Da igual. El hecho es que quieren vender un producto con el reclamo de que nosotras, para sentirnos estimuladas, precisamos de pequeños o grandes cambios. Falso. Las mujeres en general gozamos de una más que aceptable estabilidad. Después de haber oído varias veces la frase llego a la conclusión de que debe haberla escrito algún jovencito sin experiencia. Un hombre con cierta madurez (y cierta inteligencia), nunca habría pensado semejante cosa.

A lo largo de los años, como es lógico, he conocido a mujeres y a hombres. En general han resultado ser ellos los más necesitados de cambios para mantener la ilusión, el deseo o el impulso vital; han resultado ser lo más influenciables.

Me gustaría conocer al imberbe que presentó la idea y a los --supongo mayores pero poco inteligentes-- que le dieron el visto bueno y permitieron que superara todas las fases de producción hasta llegar a mi casa a través de la pantalla del televisor haciendo que, sorprendida, levante la cabeza.

El compañero que, cuando escribo aprovechando la soledad de la primera hora de la tarde, me desplaza la silla para corregirme, tiene otro punto de vista. Tampoco a él le gusta la frase, pero por el motivo contrario. Dice que minusvalora a los hombres al presentarlos como marionetas manipuladas por las féminas.

En fin. Mi compañero y yo seguiremos, mientras dure la campaña, levantando la cabeza.