TTtengo la impresión de que Carmen 'La Parreña' es incombustible. A mí, que siempre me admira de ella su fuerza, su expresividad, su dulzura y dureza, me sigue cautivando sobre todo, cuando se pone pantalones para bailar y evoca a la Carmen Amaya rebelde y exultante de la época. Me gustan las mezclas estéticas, y no las fusiones, por eso Carmen 'La Parreña' está entre las bailaoras que a mi personalmente me pellizcan y no me sueltan hasta que no se baja del escenario. Este sábado pasado en el Foro de los Balbos, envuelta en una ciudad como Cáceres: grande, altiva, moderna, e histórica bailó mientras el jurado del 3er Concurso de Flamenco San Jorge Ciudad de Cáceres, Peña Flamenca José Mercé deliberaba. Finalmente, la cordobesa Eva de Dios quedó en primer lugar y Carmen que no concursaba quedó en la retina y en el recuerdo de los aficionados que tanto valoramos tronío y derecho a partes iguales en el escenario.

--¿Cómo se vive un concurso fuera de concurso?

--Se vive mucho mejor que dentro de el porque a mi no me gustan nada los concursos. ¿Cómo pueden valorar el pellizco?, ¿el flamenco entonces es métrica, afinación o corazón?, el artista da todo ante el público no ante el jurado. No obstante, el concurso ayuda a que el artista estudie, sepa conocer y reconocer lo que significa una soleá de alcalá, una soleá de Triana y sí que ayuda a la formación. Ayuda a ese esfuerzo extra que todo profesional debe realizar para mejorar en su oficio.

--Bailó mientras el jurado deliberaba, ¿nerviosa por los compañeros?, ¿se consigue una abstraer de ese momento de tensión?

--La verdad es que lo disfruté mucho. Había compañeros que se habían presentado al concurso y estaban allí viéndonos también como espectadores. Para mi es una satisfacción que estén acompañándote, y esos otros que sin presentarse también fueron a Cáceres. La responsabilidad aumenta porque no hay mejor jurado en ese momento que el propio profesional, pero a la vez se mezcla la sensación de querer darlo todo, y el querer olvidarte de donde estás para entregarte pero de otra forma, no sé, como cuando tras un Festival, te echas unas 'pataítas' con los propios compañeros. Es el disfrute máximo porque no sientes las responsabilidad de un público que te exige y que por supuesto, así debe hacerlo cada vez que una se sube a un escenario.

--¿Cuanta importancia tiene el marco en el que una baila? Una final en una ciudad como Cáceres debe impresionar...

--Tiene mucha importancia, mucha. Para mi el marco es un 40%, y un buen sonido e iluminación es el 60%. La gente no se conciencia de que para trabajar a gusto, una parte importante del dinero destinado a esa actuación o a ese festival tiene que ir a un buen sonido y a unas buenas condiciones técnicas, para que el artista no esté pendiente de otra cosa que de sacar todo lo que tiene. Mira, hace unos días tuve la final de mi curso en la Terraza del Teatro López de Ayala en Badajoz. Armando, técnico de Promúsica y el personal del Teatro nos prepararon la Terraza con unas condiciones extraordinarias para que surgieran lo que surgió: una noche mágica de las que quedan en el recuerdo de los asistentes y de los artistas.

--Hablando de esa final, más de doscientos alumnos/as del Centro Flamenco Carmen La Parreña sobre el escenario, ¿puede con todo?

--Antes podía con todo pero desde que llegó 'Carmencita' he tenido que delegar en una alumna aventajada, y también en mi marido Paulo Molina (cantaor) que también me ayuda y mira, entre todos sacamos adelante el trabajo. Es complicado montar diecinueve coreografías, vestir diecinueve grupos, lidiar con tantísimas madres (se ríe), y hacer entender al alumnado que lo más importante no es el paso, ni la coreografía, ni el vestido, sino transmitir, tener un sello, y tener una personalidad propia bailando. En imprimir personalidad en cada baile me dejo la piel cada día.

--Personalidad no falta en su centro, ni por usted, ni por el profesor que acaba de pasar por él ...

--Desde que vi a Antonio Canales luché porque el alumnado de mi Centro y los que venían de fuera entendiesen que tenían que exprimir al maestro. Exprimirlo en sus formas, en su locura, en sus explicaciones, en su sencillez, en su humildad. El paso va y viene en la mente se queda o no se queda pero la huella que ha dejado Canales en las personas que hemos estado en el curso es lo que queda. Incluso en los profesionales que allí estuvieron como Paulo Molina y Juan Vargas, que quedaron marcados por las clases que el gran Antonio Canales nos ha dejado en mi Centro Flamenco.

--¿Fue muy complicado que el maestro aceptara ofrecer una 'master class'?

--Para nada. Antonio Gómez de los Reyes es una gran persona que se alimenta de humildad, y de generosidad. Eso lo hace cercano y accesible, algo que no todos los grandes tienen. Llamé a mi compadre Ñoño, hijo de Enrique 'El Extremeño', se puso en contacto con su manager y a los dos días teníamos cerrado el curso. Sus mensajes siempre estuvieron marcados por palabras de alegría por venir a nuestra tierra, una tierra que él quiere, y admira. Para mi ha sido una satisfacción muy grande a nivel personal y profesional.

--¿Qué ha aprendido a lo largo de estos siete años como bailaora solista?

--He aprendido que el gusto es algo muy personal. Que hay que respetar a todo artista que se sube al escenario, al que empieza y al que lleva muchos años, que el transmitir en el flamenco es una de las cosas más importantes y la formación un complemento. Que las rencillas entre compañeros no llevan a ningún lado, todos tenemos algo que aportar y esto se nos olvida con mucha asiduidad. ¡El pueblo unido jamás será vencido! (se vuelve a reír).

--¿Cómo se plantea la nueva temporada?

--Me la planteo llena de proyectos e ilusiones. Quiero que la gente de mi Centro conozca a otros profesionales tanto de Extremadura como de las otras regiones flamencas como Murcia y Andalucía. Creo que el intercambio personal y profesional enriquece al artista empezando por la persona, y a la persona que va al Centro que lo toma como un hobby también le va a servir como experiencia enriquecedora en otros aspectos: diversión, amistad, y sobre todo creando y haciendo más fuerte la afición flamenca.

--¿Cómo está configurando actualmente el elenco de artistas de 'Carmen La Parreña y su gente'?

--Ostalinda Suárez, Juan Manuel Moreno y Paulo Molina son los pilares inamovibles de nuestro conjunto. Un grupo que vamos enriqueciendo con voces como Tente Saavedra cantaor gitano de Almendralejo que aporta su raza, su fuerza y su quejío personal a un espectáculo que recorre distintos estilos de flamenco: desde siguiriyas, soleá, hasta mezclas distintas e innovadoras como el tema propio de Ostalinda: 'Ojí', o 'El Uvero' de Caracol adaptado, finalizando en zambras y nanas que nos transportan a los grandes del flamenco como el propio Manolo Caracol o Camarón de la Isla.

--¿Se entiende el matrimonio artístico de Paulo Molina y usted?

--Federico Vázquez que es el presidente de la Asociación Flamenca de Extremadura (Agruflaex) y de la Unión Cultural y Centro de Documentación 'Amigos del Flamenco de Extremadura' fue el que nos dio la idea de retomar imágenes de Lola Flores y Caracol, y convertirlas en parte de nuestro espectáculo porque esto podía suponer y así de hecho supuso, el punto más fuerte de nuestro espectáculo. Ten en cuenta que sobre el escenario cuando Paulo y yo nos encontramos frente al público solos con nuestro arte y nuestros sentimientos, no hay montaje que pueda superar eso. Precisamente, por eso mismo, porque no es un montaje. Es la realidad. Además ese tipo de momentos dentro del espectáculo también ayudan al espectador con menos afición a acercarse al flamenco de una forma más emotiva, es decir, si tener necesariamente que contar con unos conocimientos previos para vivir y disfrutar en plenitud lo que ofrecemos.

--Casada con un cantaor gitano, con una niña que apunta maneras con solo tres años, ¿hay espacio para algo en su vida que no sea flamenco?

--No, la verdad es que soy flamenca. Mi casa es flamenca, mi familia es flamenca y al que no lo es no le queda más remedio que serlo. Se vive de esta manera, sino es imposible poder darlo todo en un escenario y ser creíble. El flamenco es una forma de vida, y no la cambio por ninguna otra. Paulo y Carmen son mi vida, como pareja y como padre 'no lo hay'. Es más, a mi niña la vio la madre de Esperanza Fernández con tan solo un año y medio y me dijo: yo he parido a tres artistas, te aseguro que tu hija será una niña prodigio dentro del flamenco.

--¿Y usted que le dijo?

--No tuve respuesta. Me sonrojé, sonreí y sentí una gran satisfacción. Espero que no sea solo una gran flamenca, sino también una gran persona.

--Le hago la pregunta que le dejó la anterior invitada, Pastora Soler: ¿cual es el mayor sacrificio que ha tenido que hacer para seguir adelante en su carrera?

--Dejar todas las tardes a mi hija y perderme sus tardes de parque, cumpleaños de amigos, e incluso visitas médicas a las que no he podido acompañarla. Pero se, como le decía anteriormente, que viviendo en una familia flamenca Carmen comprenderá todo ese sacrificio: por su futuro y también por nuestro arte.