No quisiera aburrir a los lectores que amablemente leen mis reflexiones semanales escribiendo una vez más sobre política, pero no puedo por menos que rematar la semana hablando sobre el esperpento político que nos está sirviendo el Partido Socialista.

No se habla de otra cosa. ¡Hasta en las peluquerías!. Y es que la grave crisis interna que vive el PSOE traspasa ya las fronteras del interés de militantes y simpatizantes. Y no porque de repente al personal le haya dado un subidón de pasión por la política. Es que nadie quiere perderse esta serie, cuyos capítulos se entregan por minuto y que pinta convertirse en un auténtico best seller.

Causa tristeza y estupor la situación que atraviesa en estos momentos un partido que tanto ha contribuido a la prosperidad y estabilidad democrática de este país y que tanto le queda aún por aportar.

Es difícil aventurar qué puede pasar en las próximas horas en el seno de esta organización. Pero lo que sí tienen todos claro, aunque sólo lo digan en privado, es que tardarán y mucho en recuperar lo perdido.

Te lo dicen con verdadero horror algunos de sus dirigentes locales. Esos que no salen en los medios nacionales y cuya opinión no se tiene en cuenta ni en Ferraz, ni en Mérida.

Saben que en las próximas citas electorales, sean generales ahora o luego, o municipales en 2019, les va a pasar factura.

Le honra al Secretario General de los socialistas extremeños, Guillermo Fernández Vara, verdadero activista del llamado sector crítico, reconocer que “la responsabilidad es compartida”. ¿ Entonces se tienen que ir todos?, dicen esos mismos dirigentes.

La división, la desconfianza y quién sabe si la deslealtad están servidas.

Vayan, vayan señoras a la peluquería. El espectáculo acaba de comenzar.