Carolina Coronado vuelve a Badajoz. Con motivo de los cien años de su fallecimiento, la Feria del Libro de Badajoz, que esta tarde comienza, le rinde un merecido homenaje a una de las mejores poetisas extremeñas. Una mujer rebelde, angustiada por una familia y una sociedad que no la entendía. Una feminista de su época.

Aunque nació en Almendralejo, Carolina Coronado vivió mucho tiempo, casi veinte años en Badajoz y en sus alrededores. De hecho, gran parte de la poesía de su adolescencia está inspirada en elementos tan diferentes de la ciudad como Bótoa, las encinas, la cárcel o la familia burguesa y acomodada en la que nació.

Algunas de sus biografías reflejan cómo era la ciudad que vio por primera vez Carolina Coronado: "un pueblo grande, viejo y destartalado, con calles tortuosas y lugares pintorescos, que había ido creciendo sin orden, con casonas blasonadas y donde las campanas de la catedral marcaban la vida de los pacenses".

Carolina Coronado, que ya componía versos antes de aprender a escribir, fue obligada por su madre a aprender todo aquello que la harían "una buena esposa". Los cánones de la mujer perfecta eran ser hacendosa, recatada, abnegada, dedicada a fondo a la religiosidad, las labores domésticas, los bordados y encajes. Entre las mujeres no estaba bien vista la lectura, ni otras expresiones artísticas y culturales como la música o la pintura. Ella las cultivó todas. Leía a escondidas y por la noche. Aprendió a tocar varios instrumentos y dominó la pintura.

Las cuatro composiciones a las flores de Carolina Coronado son un fantástico legado poético que resume los sentimientos de la poetisa y de muchas de las mujeres, que como ella, se revelaron contra la época que les tocó vivir.

El homenaje a la poetisa extremeña y el gran número de escritoras que han confirmado su presencia en la feria, podrían hacer de esta edición, la Feria del Libro dedicada a la mujer ¿y por qué no?