Llevamos tiempo y tiempo quejándonos del poco cuidado que se tiene con nuestros monumentos. Nos lamentamos continuamente porque una colección de descerebrados pintarrajea cualquier superficie limpia que encuentre, no importa si pertenece a una propiedad privada o a un monumento. Tenemos pruebas continuas de ese salvajismo y, a veces, los gritos llegan al cielo. Finalmente, hace muy poco un benemérito policía de paisano denunció a una niña, o al padre que iba con ella, porque la tierna criatura estaba pintando, con un rotulador, un muro de la alcazaba. Bien está la actitud del ciudadano, policía o no, y mal la del padre. Pero es un alivio, aunque escaso, contemplar cómo el respetable va reaccionando.

Pues bien. Una mañana nos levantamos y contemplamos un enorme cartel clavado con saña -he dicho clavado- en la torre de la catedral y, al poco, nos enteramos de que semejante hazaña se hizo sin permiso de la autoridad competente y sin encomendarse ni a Dios, ni al Diablo. Un cartel clavado en la fachada de un "Bien de Interés Cultural", restaurado recientemente -con dinero público; por supuesto- y sin autorización alguna. Eso es bastante peor que la cosa de la niña y el rotulador. Y, precisamente, ahora. ¿Tomará alguien cartas en el asunto? ¿Actuarán cuando ya no haga falta y la tardanza es premeditada? Ese cartel debiera haber desaparecido de ahí al día siguiente. ¿De quién era la máquina donde se subieron para clavarlo? Alguien debiera responder y no dar la callada por respuesta. Aquí un particular hace algo irregular y al día siguiente, o antes, se le cae el pelo. Pero si lo hace la Iglesia -que no se si es dueña de la catedral o sólo custodia- no pasa nada. Siempre igual. Mejor dicho, cada vez peor. Estamos en el siglo XXI. Tantas visitas de autoridades a los monumentos y nadie tiene voluntad política -o arrestos- para hacer cumplir la Ley.

Tengo dificultad para diferenciar qué es peor si el hecho o la impunidad. Eso de las dos varas de medir me parece alarmante, como poco. No es lo que se anuncie. Es quién lo hace y en qué o en quién se apoya para hacer lo prohibido para los demás. Muchas inspecciones para algunas cosas y ninguna para otras. Si lo hubiera consentido el anterior gobierno de la Junta ya habría habido hasta denuncias.