Alguien ha dicho que en Badajoz queda aún mucha caspa. O sea, que hay muchos casposos. De entrada, la caspa no es nada estética y se torna agresiva a medida que a uno se la recuerdan, si la tiene. La caspa existe por enfermedad o por guarro. Y se recuerda por mala leche o incivismo. La caspa, la halitosis o el mal olor corporal, es un problema, sobre todo, para el que lo tiene y puede originarle injustos, importantes y trágicos traumas. Conviene, por tanto, por educación y por prudencia, tratar adecuadamente un asunto nada divertido.

No es Badajoz una ciudad con problemas de caspa más allá de los casos extremos o particulares. Casi nunca, por no decir nunca, me cruzo con alguien con caspa en la cabeza o sobre los hombros. No tenemos una ciudad de casposos, que creo que es el término al que quería llegar quien hizo la afirmación antes citada. Dicho esto, desconozco si había una segunda intención. He acudido a diez diccionarios (buenos) y en ninguno de ellos aparece la definición de casposo. En internet, no obstante, se me aclara que el término es un neologismo que se aplica a las personas con caspa y, además, a las malas personas, a las que son dañinas para los demás. Tampoco creo que el lexicógrafo se refiriera a esto porque, si por algo se caracteriza Badajoz, es porque aquí de lo que hay y en abundancia es buena gente, ciudadanos amables, generosos, hospitalarios y solidarios.

Caigo en la cuenta de que está de moda denominar casposo prácticamente a todo lo que a uno no le cae bien o no le gusta. Por ejemplo: casposo puede ser Bush , las corridas de toros, los programas de corazón, los políticos de derechas, los comunistas, los curas, las tradiciones, tus padres, la educación, la seducción, el noviazgo o las fiestas navideñas. El antónimo de casposo sería, entonces, lo progre, lo moderno, lo guay, el buen rollito, el Che, los antisistema...

Me salen tres conclusiones y un ejemplo: quien emplea el término lo hace a la ligera y por molestar, Badajoz no tiene caspa y es una ciudad a la que no ofende quien quiere sino quien puede. El ejemplo: para casposos, quienes identifican el lacoste con la derecha mientras visten de burberrys, se adornan con Benarroch, prefieren médicos privados, tienen casa en la playa, y conducen todoterrenos de alta gama.