Tras «un proceso lento y costoso, en todos los sentidos» el Museo de la Catedral de Badajoz vuelve a abrir sus puertas, según se expresó ayer su director, Juan Román, que compareció junto con el deán, Pedro Fernández, para presentar los nuevos espacios y contenidos a los medios de comunicación. Mañana viernes tendrá lugar la inauguración oficial y el 2 de enero abrirá de forma ordinaria, de martes a sábado, cobrando entrada. Pero los interesados podrán conocerlo antes, a través de visitas guiadas concertadas y gratuitas que se organizarán los días 23, 26, 27 y 30.

El Museo de la Catedral de Badajoz existe desde 1992 y amplió su espacio en el 2003. Tras la Semana Santa del 2016 se cerró para mejorar sus condiciones y en el 2017 comenzó la obra de remodelación, que se ha prolongado dos años y medio. Solo en la museografía la inversión ha superado los 500.000 euros y han colaborado tanto instituciones públicas como privadas.

El objetivo del proyecto que ahora ve la luz era «poner en valor lo que tenemos y presentarlo de una manera actual», porque «la museología entiende que hay que saber conectar la pieza con el visitante, para que comprenda lo que está viendo», manifestó el director, para quien este museo es el «album de familia de la catedral en sus casi 8 siglos de historia».

El museo ha pasado de 570 metros cuadrados a casi 800 y aún queda otra ampliación pendiente. La superficie de exposición se distribuye entre 12 salas, cada una con una temática distinta, que contienen 150 piezas, desde pinturas a esculturas y orfebrería. Además, ofrece más de 30 paneles explicativos, 3 videos y una audioguía para ayudar al visitante. En pocos meses contará también con pantallas interactivas.

Juan Román destacó que se trata de un museo «novedoso» donde las piezas pueden ser entendidas y cada obra cobra sentido porque «pertenece a esta casa y al final, a esta ciudad». Según su director, «no hay muchas catedrales con este tipo de museo». Es también un espacio «abierto» que pretende llegar a todas las edades por la «versatilidad» de los contenidos. Entre sus destinatarios están los turistas y por eso todo el discurso está en tres idiomas: castellano, portugués e inglés. Es asimismo un museo «accesible e inclusivo», donde no solo se han eliminado barreras físicas, colocando rampas, salvaescaleras y plataformas elevadoras, sino que se están poniendo en marcha medios para acercar su contenido a discapacitados auditivos, visuales e intelectuales. «Nadie tiene que sentir que esto no es para ellos», señaló. No deja de ser al mismo tiempo un museo «evangelizador», donde los visitantes cristianos podrán profundizar en elementos de su fe.

La primera sala es la de acogida, de presentación de la catedral, con un montaje audiovisual. En la segunda se explica su proceso constructivo. En la tercera, su actividad educadora, musical, la caridad y las fiestas. La cuarta se dedica a la liturgia, con piezas del ajuar. En la quinta se habla del nacimiento de la diócesis y de la archidiócesis, con documentos originales. La sexta se centra en la vida de Jesús. Destacan los dos marfiles del siglo XVII de factura china traídos desde Manila. La sala 7 es nueva, pues era un almacén del que se ha eliminado una escalera y en ella se exponen 5 cuadros de Luis de Morales y uno de El Greco. El protagonismo de la 8 y la 9 es para la iconografía mariana y ahí se ha colocado un bajorrelieve de alabastro atribuido a un discípulo de Donatello. La Sala Capitular, que mantiene su función, es la novena, donde se expone una colección única de tapices belgas del siglo XVI «de valor incalculable». En la 11 está el aula que evoca una escuela, dedicada a Dómine Galindo, con una colección de más de 400 libros, y en la 12 se colocará la pieza invitada, procedente de cualquier punto de la provincia, gracias a un convenio con la Diputación de Badajoz.