El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, expresó ayer su confianza en que las declaraciones que ha vertido el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sobre la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, "no sirvan para coaccionar" a los técnicos que deberán informar sobre su aprobación. También dijo que tiene "plena confianza" en la "imparcialidad y honestidad" de los técnicos porque "sería una osadía" por parte de la Junta entrar en competencias "que no le incumben".

Estas declaraciones se producían ayer durante la rueda de prensa convocada ex profeso por el alcalde para responder a los manifestaciones que ha venido vertiendo Ibarra en contra de las recalificaciones de terrenos que benefician al concejal popular Alejandro Ramírez del Molino. Celdrán compareció arropado por todos los miembros de su equipo y leyó un comunicado, en contra de su costumbre.

SU MAYOR PESAR Lo que más le ha dolido al alcalde es que Ibarra tachase de "inmoral" al equipo de gobierno pacense, un descalificativo que el alcalde de Badajoz rechaza de plano. Según el alcalde de Badajoz él nunca ha faltado al respeto ni al presidente de la Junta, ni a su "séquito", pero cree que "no ha existido el mismo trato" hacia el ayuntamiento pacense. Por eso, aunque matizó que él está a mitad del camino político de Ibarra, "estoy y estamos como mínimo a su nivel y muy por encima de cualquiera de los muchos que le acompañan o han acompañado a nivel nacional, regional o local". No dio nombres, pero insistió en que la información que tiene ibarra sobre el PGOU de Badajoz no es la correcta o las "usa de mala fe para beneficios partidistas", subrayó.

Para justificar el crecimiento de la ciudad hacia el sur y el oeste, Celdrán acudió a las memorias de gestión del PSOE cuando gobernaba en Badajoz en el 87, el 89, el 90 y el 92, que recogen expresamente que el crecimiento demográfico de la ciudad hace que se expanda en esta dirección. Porque además, el alcalde apuntó que muchos socialistas verán incrementado su patrimonio con este nuevo plan, gracias --según dijo-- a su trabajo o al de sus antecesores "y no a base de subvenciones autonómicas opulentas (...) que siempre benefician a los mismos y van en el mismo sentido", argumentó.

Por último, Celdrán dijo que no acepta lecciones de moralidad de Ibarra porque "conocemos de sus hábitos, abusos y maneras de gobernar para llevar a cabo la situación privilegiada de algunos allegados a su partido, y no sólo de ellos, sino también de sus familiares y amigos".