En función de lo que ha podido ver y de los informes que le han llegado, el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, estaba ayer en disposición de afirmar que el desprendimiento de parte del muro en los Jardines de la Galera se ha debido al "desarrollo de las raíces de toda la vegetación que hay encima", una plantas que según el alcalde se cortaron hace "nueve, diez o doce meses" pero no solo han crecido desde entonces sino que las raíces que aparecen en la pared desprendida y que son las que han "abovedado y empujado" el muro hasta hacerlo caer, tienen un grosor de hasta 30 centímetros, "con uns troncones tremendos". Celdrán afirmó que "no se podía comprobar que existían y el resultado ha sido este".

Respecto a las críticas por la falta de mantenimiento y conservación del patrimonio, el alcalde dejó claro que no es que no lo haya ahora, sino que no lo ha habido "nunca" pero que bajo su "punto de vista" es "recomendable" que "en aquellas cosas que indudablemente están en su sitio y no ocasionan daños o no tienen vicios ocultos, que por eso son ocultos, no se puede uno meter salvo cuando se hace una reforma general". Porque además, "los tiempos no están para dedicarse a esto".

Celdrán quiso lanzar un mensaje de tranquilidad porque, según sus palabras, el último derrumbe "no afecta a nada importante de la Alcazaba ni el desplome ha sido muy significativo". El alcalde restó importancia a lo ocurrido porque la pared caída "no tiene más trascendencia" en el "aspecto histórico" de la Alcazaba y, al mismo tiempo, apuntó que el espacio afectado de los jardines no era prácticamente visitable y tampoco afecta a la Facultad de Biblioteconomía.

Con bastante sorna, añadió que va a proponer dar de baja a los técnicos que trabajan en patrimonio para contratar a los integrantes de la Asociación Amigos de Badajoz "para no tener aquí otra trifulca".