Miguel Celdrán desveló en marzo pasado su secreto mejor guardado y anunció el reparto de responsabilidades en el gobierno municipal, tras la marcha cinco meses antes de José Antonio Monago, primer teniente de alcalde y el concejal que más delegaciones ostentaba. Con el nuevo reparto el poder se concentró en unos cuantos ediles. El alcalde sostuvo que intentó que las reestructuraciones fuesen "las mínimas posibles, pero las más eficaces".

El hasta entonces concejal de Economía y Hacienda, Francisco Javier Fragoso, que sustituyó al díscolo Nicasio Monterde (solo ha confeccionado un presupuesto), pasó a ser el segundo de a bordo y hombre de confianza, como coordinador de delegaciones. Celdrán dijo que necesitaba "a alguien con quien conversar y responsabilizar de manera global" de la actividad municipal. Fragoso se queda además con Modernización, Infraestructuras y Transportes (todas de Monago) e Inspección de Aguas (que llevaba Alberto Astorga).

REFUERZOS Fue precisamente Astorga uno de los concejales más reforzados. No solo entró en la Junta de Gobierno Local con una tenencia de alcaldía, sino que asumió Economía y Hacienda (es economista), además de Contratación y Compras, Consumo (OMIC), Mercados y el Matadero.

Estaba previsto que otro de los mejor colocados del equipo fuese Germán López Iglesias, que a Promoción y Turismo (Promoción industrial, Ifeba, Turismo y Relaciones con Portugal) y Subvenciones, añadió Policía Local y Tráfico, que por primera vez se separó de Transportes, a cargo de Fragoso.

Estaba cantado que el nuevo concejal, Francisco Javier Gutiérrez, que entró para ocupar el escaño de Monago, tendría competencias y se quedó con Bomberos, Estadística (antes de Fragoso), Infancia y Juventud y Participación Ciudadana. Estas dos últimas eran de María José Solana, que es la que peor parada salió, aunque tanto ella como sus compañeros lo esperaban, pues era ´vox populi´ que el alcalde no la quiere en su equipo y llegó a pedirle que dejara el acta de concejal, a lo que Solana se negó.

SOLANA, CON COLEGIOS Solana se quedó con Educación (mantenimiento de colegios). El alcalde negó que su decisión fuese por desconfianza o enemistad. Aseguró que el cambio se ha realizado "de acuerdo con ella" para "descargarla un poco" y que pueda compatibilizar su labor con "el importante estatus que disfruta en el Congreso de los Diputados".

Celdrán negó que de la reestructuración se pueda dibujar su sucesión pues además, en tono de broma, aventuró que él le quedan al menos 8 o 12 años más.