A primera hora daba la impresión de que la gente no se iba a volcar con la fiesta y que la alcazaba no se llenaría. Pero a medida que corría el día y el sol subía, la calle San Juan se convirtió en una procesión de gente que se dirigía hacia la alcazaba, para disfrutar de las actividades programadas con motivo de Al-Mossassa. Allí arriba, la música en directo, la buena organización de los puestos de artesanos, colocados alrededor de la gran plaza, el olor a panceta a la brasa, las vestimentas de los comerciantes, las telas de las tiendas, y el sonido de los animales, recrearon un día festivo que los pacenses empiezan a tomar como suyo, contribuyendo a consolidar esta actividad.

La concejala de Festejos, Consuelo Rodríguez Píriz, confirmaba que este año ha superado a ediciones anteriores. "Hay mucha ambientación, la gente está acudiendo y la fiesta es cada vez más conocida", dijo. Además, apuntó que a esta buena situación ha contribuido el hecho de por fin se hayan terminado los conflictos entre los organizadores, ya superados.

NOVEDAD En esta edición, la principal novedad es que ha desaparecido el desfile de las banderías y en su lugar se representan leyendas de la ciudad en distintos puntos de la alcazaba. La concejala destacaba la primera de las representaciones, una versión abreviada de La Historia de Ibn Marwan que se celebró la noche del viernes y que Rodríguez Píriz calificó de "impresionante" por la calidad teatral y la espectacularidad del montaje.

Además, ayer, le llegó el turno a la danza contemporánea, para poner en escena la Leyenda de amor en la explanada de la alcazaba, donde el público siguió atento la historia de dos amantes incomprendidos.

"Eso es lo que tenemos que hacer en Al-Mossassa --comentó la edil-- porque no sólo es diversión, sino que tiene un componente fundamentalmente cultural, que espero que se vea refrendado por las siguientes obras a lo largo del fin de semana".

La titular de Festejos se mostró a favor de este tipo de representaciones, en el que el teatro es más cercano y participativo. Según ella, el desfile tiene el problema de que tiene que ser popular."No había mucha gente que desfilara, y para no hacerlo del todo bien, es mejor buscar otra fórmula que sí funcione". Rodríguez Píriz opina que "el desfile tiene que ser organizado con mucho más tiempo y con mayor implicación popular, no de colectivos, sino de personas".

Poder ver al mediodía un espectáculo de danza o asistir al atardecer a una representación basada en leyendas del lugar donde uno vive junto a las ruinas de una ermita, contribuye según la concejala a que Al-Mossassa sea lo que es: "la fiesta de la fundación de la ciudad".