La Enfermedad Celíaca (EC) es una patología que aparece en individuos genéticamente predispuestos a tener una reacción inmunológica a una serie de proteínas que se encuentran en los cereales (trigo, cebada, centeno y avena) y que se conocen como gluten.

Alejandro Romero Albillos, gastroenterólogo infantil del Hospital Materno Infantil de Badajoz, explica que el ‘órgano diana’ de esta patología es el tubo digestivo, aunque también puede afectar al hígado, producir lesiones en el cerebelo o lesiones en la piel, como la dermatitis herpetiforme, una erupción parecida a una varicela, pues salen vesículas muy pruriginosas. En resumen, la EC es una intolerancia que afecta a las vellosidades del intestino delgado produciendo una inflamación que hace que se absorban mal todo tipo de nutrientes desde minerales y vitaminas a proteínas, grasas e hidratos.

La EC puede asociarse a otras patologías del grupo de enfermedades autoinmunes, pero no quiere decir que esté en el origen de las mismas. Otro dato muy importante es la asociación de algunos tipos de cáncer digestivo con la enfermedad celíaca no tratada y algunos casos de celiaquía refractarios a la dieta.

La prevalencia de la enfermedad oscila entre 1 por cada 150 habitantes hasta 1 por cada 200, según los distintos estudios. La EC puede aparecer en cualquier momento de nuestra vida, registrándose casos en edad infantil y adulta indistintamente.

Uno de los principales problemas es que hay muchas personas que a pesar de padecer la enfermedad no están diagnosticadas. «Existe un gran grupo de celíacos que son asintomáticos. Hemos hecho estudios en grupos de riesgo como los familiares de celíacos o afectados por enfermedades autoinmunes y en muchos casos presentaban serologías positivas a celiaquía y las biopsias demostraban que eran enfermos en ese momento», indica el doctor Romero.

¿Qué síntomas nos pueden hacer sospechar que se padece la enfermedad? En los niños, el más significativo son las alteraciones de peso. A éste se unen otros como el empeoramiento del apetito, cambios en el ritmo intestinal (diarreas o estreñimiento), distensión abdominal, palidez… En adultos los síntomas pueden ser más sutiles.

En cuanto a los tratamientos, hasta la fecha el único que existe es una dieta estricta sin gluten. «En la consulta explico que el trigo es en nuestra dieta el alimento que más veces usamos. La cebada y el centeno se emplean fundamentalmente en alimentación de ganado. Y la avena apenas se consume en España. El problema no sólo son los alimentos elaborados con trigo, como el pan, la pasta o las galletas, sino también el uso de este cereal como aditivo o conservante. Por eso es tan importante contactar con las asociaciones de enfermos, pues son de gran ayuda en el día a día», explica este gastroenterólogo infantil.

Un concepto muy importante es el de ‘contaminación’, ya que hay alimentos que están libres de gluten, pero al cocinar el producto podemos mancharlo con trigo o harinas y convertirlo en tóxico para estas personas. Lo cierto es que actualmente los niños con EC pueden hacer una vida prácticamente normal guardando unas simples normas o contactando con las distintas asociaciones en el caso de desplazarse.

Finalmente, hay que subrayar que sigue siento un reto detectar a los pacientes asintomáticos y los celíacos se quejan de limitaciones, aunque hay cada vez más productos sin gluten