TAt pesar de las informaciones publicadas, ignoro por completo la exactitud de los planes que tiene el Ayuntamiento de Badajoz para el Cementerio Viejo pero me sorprende que algunos se hayan apresurado a opinar, a sentenciar y a calentar el ambiente en nombre de no sé qué memoria y no sé qué historia. Lo diré una vez más: la única memoria que merece la pena es la de los nuestros en nosotros mismos y la única historia que tiene sentido es la que ya está escrita. Ni la una ni la otra, memoria e historia, podemos reescribirla, manipularla o dulcificarla, por mucho que se quiera o deba. En nombre de numerosas, buenas y nobles causas se han cometido crímenes, errores y patinazos.

Sin embargo, lo que más llama la atención es que en esta ocasión se están imponiendo al apresuramiento, la ignorancia y el partidismo. Si el muro del Cementerio Viejo es un símbolo, ¿qué era, entonces, la plaza de toros vieja? ¿Por qué no instaron a paralizar el proyecto, por qué no se manifestaron, por qué no protestaron, condenaron y se revolvieron? Y, algo más: ¿por qué no acusaron, como han hecho ahora con el ayuntamiento, a la Junta de Extremadura de extrañas operaciones urbanísticas? Volvemos a la carga con los míos y los tuyos, los nuestros y los vuestros, ellos y nosotros, rojos y azules, republicanos y nacionales, buenos y malos, fascistas y comunistas-

Todo este discurso, donde no faltan los rencorosos, los equivocados, los ultras, los obsesionados y los reaccionarios, se aliña con la siempre estimulante presencia de los abajo firmantes, eruditos a la violeta, intelectuales de salón que desde sus cátedras o sus libros buscan, a costa de los demás, la gloria en las listas de ventas y el aumento de nómina en sus conferencias.

Esperemos que todos estos que ahora se manifiestan, reivindican y juegan con la imagen de Badajoz no se escondan el día que se caiga el muro y mate a alguien o, como ocurrió hace unos meses, queden a la intemperie los restos mortales de miles de pacenses que también tienen derecho a que se respete su memoria histórica y que los suyos descansen en paz.