De la riada es mejor no hablar, es mejor no recordarlo". Así respondió a este diario Clotilde Saché, vecina de la calle Grecia del nuevo Cerro Reyes, cuando se le preguntó por sus recuerdos sobre la tragedia. Iba con dos hijas y cuatro nietas, vestida de negro.

El próximo 6 de noviembre se cumplirán 13 años de lo que fue la tormenta del fin del mundo en Badajoz, que causó la riada más grave que se recuerda en la historia contemporánea de la ciudad, por el desbordamiento de los arroyos Rivillas y Calamón, que golpeó sobre todo al Cerro de Reyes, --en menor medida a Pardaleras, Antonio Domínguez, Suerte de Saavedra, San Roque--, con causando 23 víctimas.

Hay vecinos consultados por este diario que no quisieron recordar aquel suceso. Sí en cambio la presidenta de la asociación de vecinos, Isidra Méndez, quien afirma que "siempre lo tengo muy presente, pero el barrio no piensa en actos conmemorativos, este año solo se celebrará la misa en la parroquia ese día, en la que se leen, como homenaje, los nombres de todas las víctimas".

Los vecinos se esfuerzan por cerrar heridas, pero la barriada mantiene algunas abiertas, a pesar de los pasos dados y del último proyecto terminado, que ha reconvertido los arroyos en un gran parque del que hoy disfrutan no solo los vecinos de la zona --que igual que señalan los avances logrados, denuncian las carencias--, sino de toda la ciudad.

ABANDONO No obstante, el barrio, el nuevo y el viejo, presenta zonas en las que se puede ver el deterioro en que sigue sumido, como indicaron los vecinos. Isidra Méndez intentó no dar una imagen negativa de Cerro de Reyes, pero señaló el estado de "abandono" en que viven y que presenta la parte del auditorio y parque infantil construidos en la parte nueva cuando se hizo el barrio de realojo, como varios tramos de la avenida Luis de Góngora, y el arbolado, "que nadie se ha encargado de limpiar o mantener desde que se hicieron".

En el nuevo Cerro viven en la actualidad unas 2.000 personas en varias promociones de viviendas que se han ido diferenciando con el tiempo. Mientras hay calles donde los vecinos se esfuerzan por mantener la convivencia y la limpieza, hay otras que presentan un gran deterioro. "El parque ha sido devastado, han roto la caja de registro de la luz, el templete, los aseos han desaparecido", contó la presidenta vecinal.

En el Cerro de Reyes viejo aún hay zonas convertidas en basureros, también una especie de desguace de electrodomésticos y enseres frente a la parte trasera de los edificios de la zona nueva. El entorno del centro social de Cáritas presenta el aspecto de un barrio marginal del tercer mundo, con un grupo de jóvenes apostados a la puerta, mientras otro de adultos toma el sol en una esquina que da a la plaza.

Sí hay espacios que se ven recién limpiados, como el entorno de la guardería, que se había convertido en escombrera, o el repintado de las instalaciones deportivas de las 400 viviendas "después de 30 años sin cuidado alguno", explicó un vecino. También se han aplanado zonas donde se han derribado viviendas y el parque de los arroyos, además de mejorar el aspecto del barrio, se ve como un elemento extraño en medio de un paisaje desolado, donde quedan edificaciones por derruir y espacios por recuperar y limpiar.

"UNA VERG ENZA" Clotilde Saché explicó que vive en la calle Grecia y "en mi zona estamos bien, en otras, mírelo, nadie viene a limpiar, ni a podar y cuidar los árboles, ni la policía, el parque está abandonado y las calles hechas una vergüenza". Al poco se le unieron su hijas para señalar que "las aceras están levantadas, apenas quedan plantas, hay ratas y este verano tuvimos serpientes". Cuando se le preguntó por la riada, Clotilde dijo: "Es mejor no recordarlo", y retomó el camino con sus hijas y nietas.