Con un salto de cuatro siglos en el tiempo, si Cervantes viviese ahora podría estar en Mali o Irak participando en las misiones de la Brigada Extremadura XI. El autor de Don Quijote de la Mancha perteneció al Tercio Viejo de Sicilia, uno de los tres que fueron creados por Carlos I, cuya tradición ha mantenido el ejército español en uno de sus regimientos. Desde 1550, este tercio realizó varias campañas en contra de los turcos, hasta 1571, cuando la escuadra otomana fue derrotada en la batalla de Lepanto, donde Cervantes perdió la utilidad de su mano izquierda por las heridas que sufrió en el pecho de un arcabuz, cuyas secuelas le valieron el sobrenombre de El Manco de Lepanto. En 1994, con motivo del 450 aniversario de su creación, recuperó su denominación tradicional de regimiento de Infantería Ligera Tercio Viejo Sicilia número 67, que a finales del 2015 pasó a depender de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI, donde ahora estaría el soldado Cervantes, de no haber transcurrido 400 años de su muerte.

De esta vinculación y de muchos otros pasajes de la biografía del escritor, fundamentalmente la militar, hablará esta tarde (20.30 horas) en el antiguo palacio de Capitanía, el bibliófilo Joaquín González Manzanares, cuya conferencia lleva por título El Infante Cervantes y la Batalla de Lepanto . Este acto se incluye dentro de los organizados por la Brigada Mecanizada por el 400 aniversario del fallecimiento de Cervantes. En su intervención, González Manzanares explicará los motivos por los cuales Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547 - Madrid, 1616), siendo alumno aventajado en las clases del catedrático López de Hoyos, que preparaba a escribanos para la Administración del Reino, huyó con 22 años a Roma perseguido por la justicia tras un duelo para defender el honor de su hermana y tras pocos meses al servicio del cardenal Julio Acquaviva, se alistó a los tercios para estar con su hermano Rodrigo y luchó contra los turcos. De regreso a España con las credenciales para ser capitán fue cautivo en Argel. Como también se referirá al viaje a Lisboa para obtener un fuero de funcionario del rey Felipe II. Fue en este periplo cuando pasó por Badajoz, ciudad a la que citó en su obra Los trabajos de Persiles y Segismunda .