PLAZA: Tres cuartos de entrada en tarde de agradable temperatura.

TOROS: Seis de Zalduendo, el cuarto como sobrero, de la misma ganadería, de juego desigual, destacaron tercero y quinto. Incómodos primero y segundo, soso y sin fuerza el cuarto y sin llegar a romper el sexto.

TOREROS: Enrique Ponce, ovación y ovación. El Juli, ovación tras aviso y división. Cesar Jiménez, dos orejas y ovación. Cesar Jiménez salió en hombros.

Era tarde de expectación y la plaza de Badajoz presentaba el aspecto de los grandes acontecimientos. Una gran entrada de público en sombra y un sol más que cubierto, a pesar del mérito que supone ocupar la solanera en pleno junio, dejaban patente que se trataba del cartel estrella de la Feria.

La corrida de Zalduendo no acabó de convencer a nadie. Ni a los toreros, ni al público, ni supongo que al ganadero. Encierro desigual de juego del que tan sólo se salvaron dos toros. Los lidiados en tercer y quinto lugar si tuvieron calidad y ayudaron a que en la tarde se vivieran algunos momentos de intensidad intermitentes.

Ponce se encontró con un primer toro que apretó para dentro en el capote, humilló y cuando embestía lo hacía con codicia, pero se volvía pronto y no era cómodo para estar delante. La sabiduría de Ponce hizo que se taparan algunos defectos que, en otras manos hubieran sido difíciles de solventar. Con el cuarto, sobrero que sustituyó al titular dañado en una voltereta, el valenciano lo intentó más de la cuenta. El de Zalduendo, escaso de fuerzas, blando y que embestía con las manos no transmitía y la labor de Ponce quedó en un quiero y no puedo.

PUBLICO

El Juli hizo vibrar al público en banderillas a los dos. Pero se encontró toda la tarde con cierto sector a la contra. No llegó a redondear una faena completa, pero sí dejó constancia, a ráfagas, de su saber estar. Con el segundo de la corrida, El Juli consiguió dos series en los medios, con la izquierda, que tuvieron temple y relajo. Después, un circular de espaldas dio paso a una serie de quietud, con las plantas asentadas y la figura derecha. Pero falló con la espada en el primer intento. El quinto, toro de embestida boyante, se encontró a un Juli con firmeza y aplomo en el inicio de faena. Resultó mejor todo lo que le hizo por el pitón derecho y bajó el tono cuando cambió de lado. A éste lo pinchó repetidas veces y el público no se lo perdonó.

El triunfador de la tarde fue Cesar Jiménez. A sus manos fue a parar el mejor de la corrida, al que recibió con bello toreo de capa. Hizo un quite por navarras y farol, para después, con la muleta, plantarse en los medios de rodillas para recibirlo. Ya en esa primera serie de redondos rodillas en tierra puso al público de su parte y lo tuvo hasta el final. Fue bueno el animal, aunque con la fuerza justa, pero Jiménez, con inteligencia, lo llevó a media altura, le dio distancia en los primeros cites de cada serie y se lo dejaba venir de lejos. Faena larga, variada de contenido, andando siempre con garbo y torería en el ruedo. Cerró su obra con un circular eterno y un gran pase de pecho. Y se adornó al final, antes de entrar a matar, con manoletinas. El último, embistió con brusquedad y sin definición en el capote, pero permitió contemplar dos excelentes pares de banderillas de El Chano. Con la muleta, Jiménez realizó una labor de entrega y disposición. El de Zalduendo no terminó de romper y todo quedó en las ganas del torero y el público.

Una tarde más, Cesar Jiménez confirmó las buenas condiciones que apunta, siendo ya más que una promesa, un torero de los que se están haciendo un hueco en lo más alto del escalafón.