La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) aseguró ayer que las tareas de retirada del nenúfar mexicano del Guadiana a su paso por Badajoz continúan y en estos momentos se están realizando tareas de desbroce con una cosechadora y tres anfibios para debilitar a esta planta invasora que, a diferencia del camalote, enraíza en el lecho del río. Así lo aseguraron fuentes del organismo, después de que el alcalde, Francisco Javier Fragoso, anunciara el viernes pasado que tenía previsto remitir una carta al presidente de la CHG, Samuel Moraleda, para hacerle partícipe de su «preocupación» por la proliferación del nenúfar mexicano y para los plazos para dar solución a una situación que tiene el tramo urbano del Guadiana «impracticable».

En mayo de este año, la CHG presentó un informe elaborado por sus técnicos, en colaboración con la Dirección General de Medio Ambiente, la Uex y colectivos ecologistas, en el que se recogían diferentes alternativas para controlar eliminar la expansión del nenúfar mexicano: el dragado de los lodos, bien en toda la superficie o solo en las zonas con presencia de esta planta; el dragado mecánico sin el vaciado de los azudes; o la siega mecánica, que es lo que se está haciendo ahora.

Ese informe se remitió a las diferentes administraciones, asociaciones ecologistas y colectivos implicados en la defensa del río, a la espera de conocer sus opiniones y aportaciones antes de tomar una decisión definitiva. El plazo que se puso entonces fue el otoño, pues en esta estación y en el invierno es más eficiente cualquier actuación contra esta especie invasora.

Según la CHG, han sido «muy pocas» las respuestas que se han obtenido por parte de las instituciones y colectivos a las que se hizo llegar el estudio, por lo que el organismo «recordará» a los que no lo han hecho aún que sigue pendiente de conocer sus «observaciones», con el objetivo de que el próximo mes de septiembre se pueda llegar a una conclusión y se decida cuál es la mejor opción para luchar contra el nenúfar mexicano.

Según los datos que se ofrecieron en mayo, la planta invade más de 44 hectáreas de superficie en el tramo del río a su paso por Badajoz, mientras que en el 2009 eran solo 2,5 hectáreas. Se detectó por primera vez en 1995 en el arroyo Cabrera y desde entonces se ha ido expandiendo.