El tiempo dio un respiro, los cielos se despejaron y la Virgen de Bótoa recibió a miles de romeros de Extremadura y de Portugal, que disfrutaron de una jornada con tres celebraciones en la que el sol se alternaba con las nubes y, por la mañana, con el trasiego de repartidores de flores por el Día de la Madre; aunque sin movilizaciones en el Día del Trabajo. Solo a úlltima hora de la tarde el cielo se encapotó comenzó a chispear.

Fueron muchas, cada año más, las personas que acudieron al entorno de la ermita la tarde y la noche anterior para participar en los actos nocturnos. Entre otros, la procesión con velas hasta la encina donde se cree que se apareció la Virgen, que cobra especial significado al celebrarse de noche. Pero la gran afluencia de público se produjo durante toda la mañana de ayer.

Un nutrido grupo de romeros hicieron el camino de la ciudad a la ermita a pie, en un paseo que organiza desde hace años la Asociación Amigos de Badajoz, aunque el grueso acudió en sus vehículos a lo largo, sobre todo de la mañana, en una jornada que transcurrió con normalidad.

Los romeros fueron montando el mobiliario de camping bajo la encina elegida, para acercarse después a la ermita a visitar a la Virgen, a las casetas y atracciones instaladas en el recinto de la romería, y a seguir la procesión.

El desfile de caballistas, con el coro de lavanderas, camareras, hermanos y autoridades acompañaron a la Virgen de Bótoa en su nuevo itinerario, e hizo el recorrido inverso al de años anteriores, para volver por la cañada real.

Una vez terminada la procesión por los campos de la dehesa de Bótoa, dio comienzo la tradicional subasta del ramo de flores y del rosario de la Virgen, en uno de los momentos álgidos de la romería, con Emilio González Barroso como maestro de ceremonia.

De esta manera, el ramo de flores se lo adjudicó una mujer llamada Lucía Bote, la misma que el año anterior, una camarera de la Virgen que pujó hasta alcanzar la cantidad de 1.300 euros y que, una vez conseguido su precioso trofeo, hizo una ofrenda a la virgen con él y lo devolvió junto al resto de las flores que adornaban las andas.

Barroso ofertó después el rosario de plata, que en esta ocasión fue para un miembro de la familia de José Delgado, que insistió en la puja hasta alcanzar los 500 euros, aunque al final, ni el propio hermano mayor, Gonzalo Robles, estaba seguro de la cifra.

Robles manifestó sentirse satisfecho "porque si otros años han venido 40.000 personas, yo creo que éste, han sido al menos el 70%, pero lo importante es que ha podido salir la procesión". En su opinión, fue "un día muy intenso". El día discurrió sin incidentes y solo una mujer fue traslada en ambulancia porque sufrió un vahído.