En lo que se refiere al cierre de la alcazaba, ahora las circunstancias han cambiado. Aunque una parte esté en proceso de rehabilitación y siga por mucho tiempo, una porción del espacio intramuros está ajardinada y resulta muy agradable como lugar de paseo, juego o reposo. Y sigue sin notarse una especial inseguridad. No más que en cualquier calle o plaza de Badajoz.

Es cierto que algún rincón --puerta del Alpendiz-- sigue siendo refugio de marginados y, no hay duda, un nicho ecológico favorable a la drogadicción: apartado y con los puntos de abastecimiento cercanos. Pero eso no sólo por la noche, a cualquier hora y de forma muy escondida. He visto varias veces, en un coche, a una madre y a un hijo aparcar después de adquirir droga. Ella lo llevaba y él la consumía. No conviene exagerar y no vamos a rasgarnos las vestiduras ahora. Eso pasa en cualquier parte y no puede ser motivo de cierre del recinto. Hay que evitarlo, pero con otros medios. Si esas cosas ocurren allí es porque el sitio está solitario a ciertas horas. Prostitución ha habido, siempre muy poca. Los clientes no se sienten cómodos parando a observar, prefieren el anonimato que da pasar disimulando.

En los últimos meses ha crecido el número de jóvenes que suben, al caer la tarde y si el tiempo lo permite, a hacer botellón. No ha aumentado la suciedad, ni el vandalismo. Todo lo contrario. Y la alcazaba apenas tiene contenedores de basura. Podría haber más diligencia en colocarlos. Y luego están los consabidos perritos paseando a sus dueños. Nadie, o casi, recoge nada.

Ninguno de esos motivos es suficiente para cerrar el recinto. Pasa lo mismo en cualquier calle del Casco Antiguo y nadie las bloquea. Y si, cuando las obras se terminen, clausuramos la alcazaba para evitar destrucciones es que carecemos de fe en nosotros mismos. Hay que gastarse dinero en prevención y hay que vigilar. No hacer como siempre y dejar el mantenimiento al albur. Pero, eso sí, se tiene que frenar el acceso de vehículos. La alcazaba no puede convertirse en un aparcamiento alternativo y barato para nadie. Ahí sí debería el ayuntamiento ponerse duro. Si tiene valor. Menos presumir de la cantidad de basura retirada. Lo que debiera causar orgullo es estar al tanto, para que no se acumule.