No puedo creer que los pacenses, con los que convivo a diario, sean menos solidarios que los vecinos del entorno rural, si se tiene en cuenta el hecho de que no acuden periódicamente a donar su sangre, el gesto más solidario y desprendido de quienes hacen un regalo sin conocer a su receptor y sin esperar nada a cambio. Prefiero creer que la respuesta en los pueblos es diferente porque también el mecanismo de llamada para captar donaciones es distinto.

Sé por amigos donantes de un pueblo que de cuando en cuando reciben una carta anunciándoles la fecha en que se realizarán extracciones en su localidad y eso no sólo sirve de aviso informativo, sino de aliciente para recordar al benefactor que haga efectivo lo que incluso puede considerar como casi un deber.

En la ciudad, al menos en Badajoz, es distinto, porque no es lo mismo que te avisen en tu domicilio de que tal día puedes pasar a donar tu sangre a un sitio concreto, que tener abierta una unidad de extracción en el hospital, un lugar que no cae de paso y en un horario que coincide con el laboral. Si nos diesen fecha y hora periódicamente, como en los pueblos, tal vez seríamos más desprendidos.