Todo lo que he escrito en pasadas columnas lleva, entre otras cosas, a determinar cuáles fueron los motivos por los cuáles se eligió el cerro de la Muela para fundar Batalyús. Fuera de las explicaciones dadas al suceso por autores árabes más tardíos, cuyo testimonio, sin ser radicalmente considerado como erróneo, es mucho más que dudoso. Desde el punto de vista de la Arqueología y con la información de que disponemos hemos de intentar acercarnos a la realidad, sin dejarnos condicionar por las fuentes escritas, que ayudan, pero no concluyen.

¿Qué había en lo alto del cabezo cuando Abd al-Rahman b. Marwan pasó por allí? Desde luego no puede pensarse en una ciudad, ni siquiera pequeña. Estamos hablando de un lugar elevado, sin agua -la hidráulica primitiva de la ciudad es uno de los grandes enigmas por resolver-, con una vega muy rica y con todo el río a su disposición. Y eso supone la presencia, continuada o no, de pozos con agua potable, por filtración. Y, cuestión importante, si los muertos que se excavaron en la plaza de Santa María eran romanos -supongámoslo- no resulta lógica la presencia de vivos muy cerca. He mencionado el hecho indudable de que allí hubiese, al menos siete siglos antes (¡!), durante la Segunda Edad del Hierro, un gran poblado. ¿Se veía aún algo de él? ¿Tuvo alguna construcción lo bastante importante como para que sus restos fuesen patentes y sirvieran de punto de referencia? Me temo que nos vamos a quedar sin saberlo, porque los tutelados trabajos realizados allí arriba no van a tocar, increíblemente, los niveles protohistóricos. Y hay una cuestión más. Quienes se han preocupado, trabajo siempre complicado y engorroso de hacer, de medir la centuriación emeritense, o sea, las dimensiones del parcelario trazado por los romanos para entregar a los colonos que crearon Augusta Emerita, afirman que uno de sus vértices -era rectangular- se situaba exactamente al pie de la alcazaba, metro más o menos. Si eso es exacto, ¿seguía vigente esa división del terreno? Y, en caso de continuar, ¿en manos de quién estaban aquellas tierras? Intentó el Fundador indicar algo al fijar su sede junto a la centuriación, fuera de ella y en un alto, contra toda la lógica que presidía las fundaciones romanas de nueva planta, tantos siglos después de la creación de la primera colonia, río arriba.