Estamos volviendo para atrás". Lo dice el presidente de la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz, José Manuel Bueno, sobre el Casco Antiguo. El colectivo ha realizado una especie de visita de inspección al centro histórico y su balance no es muy optimista. "Hay decenas de casas abandonadas, a punto de caerse y el menudeo de droga se extiende a muchos puntos", lamenta Bueno, quien asegura que si no se actúa de forma urgente para atajar su progresivo deterioro, el Casco Antiguo terminará por perder "su esencia y personalidad" que, a su juicio, le brinda "ese entramado de calles y casas catalogadas".

La asociación reclama la constitución de un consorcio entre administraciones para que se diseñen y ejecuten una "batería de propuestas" que contribuyan a conservar el centro histórico, al mismo tiempo que pide que la inspección de Urbanismo del ayuntamiento tome cartas en el asunto y, como se anunció en su día, obligue a los propietarios con posibilidades económicas a que mantengan las viviendas y edificios en condiciones. En este sentido, Bueno se quejó de que muchos de estos inmuebles pertenecen a bancos e inversores que los adquirieron para negociar, pero que con la crisis los han dejado en el olvido.

El colectivo asegura que las viviendas abandonadas y edificios en ruina no se ubican en una o dos calles, sino que se reparten por todo el centro histórico. Las hay en la calle Sepúlveda, en Bravo Murillo, Concepción Arenal, la plaza de San José, San Atón, Encarnación y Norte --ambas cortadas con tapias por el riesgo de derrumbes--, en San Lorenzo, Costanilla o Luis de Morales, entre otras.

"El Casco Antiguo parecía resurgir con la recuperación de la plaza Alta, las obras en la plaza de la Soledad o en Francisco Pizarro, pero está sufriendo un nuevo retroceso en los últimos años", alertó Bueno, quien criticó que, pese a lo evidente que es esta situación con solo dar una vuelta por esta zona de la ciudad, ni el ayuntamiento ni la Junta de Extremadura tomen medidas. "El Casco Antiguo no solo es de sus vecinos, es de todos, y el problema es de una envergadura que requiere que administraciones, partidos políticos y colectivos nos pongamos de acuerdo para llevar a cabo actuaciones reales. Lo demás es pan para hoy y hambre para mañana", defendió.