Los padres de los alumnos del colegio Nuestra Señora de Bótoa siguen en pie de guerra. Ayer protagonizaron otra protesta a la entrada del centro ante la falta de respuesta de la Consejería de Educación a su petición de que se incluya la construcción del nuevo colegio en los presupuestos del 2012, "si no todo el dinero, al menos alguna partida para que pueda empezar", según Maribel Cáceres, presidenta de la asociación de madres y padres (ampa).

Anunciaron que continuarán con las movilizaciones "hasta que nos contesten. Y si hace falta iremos a Mérida". Cansados de soportar, según dijeron, un colegio "tercermundista", al que la mayoría de los padres no deseaba para sus hijos, "nos han obligado a traerlos aquí", no están dispuestos a volver a caer en el olvido.

La directora del colegio, Emilia Ramos, recordó que "había una ilusión tremenda con el nuevo colegio, habíamos visto los planos y era algo que veíamos a la vuelta de la esquina, ha sido una decepción".

El profesorado, según dijo, "también está molesto, nos sentimos un poco engañados porque como desde hace años se iba a hacer el colegio nuevo pues nunca se ha reformado, hemos estado 20 años en una situación de provisionalidad y todo es muy antiguo".

A la directora sí le ha respondido la Secretaría de Educación, "me dijeron que la licencia de obra se encuentra en el ayuntamiento y que cuando la reciban estudiarán si se construye o no. Y así se lo he comunicado a los padres, pero esa respuesta no les ha servido, ellos esperan una afirmativa y están molestos porque no les han contestado".

Emilia Ramos recordó que su antecesora en el cargo, Iluminada Criado, estuvo 21 años "luchando". El ofrecimiento del nuevo colegio se viene haciendo desde hace años "y se dejó aparcado muchas veces, pero en el 2002 se retomó y después de salvar muchos obstáculos vimos que era una realidad, había proyecto, planos y sólo faltaba la licencia de obras".

En todos estos años este centro ha visto cómo otros colegios de la ciudad se fueron reformando, ampliando e incluso construyendo algunos nuevos, pero al Bótoa nunca le llegó la hora.

"Esto influye a nivel pedagógico, cuando los padres ven la oportunidad se llevan a los niños a otro centro. Aunque el profesorado es estupendo y los niños salen con buen nivel tenemos muchas dificultades a la hora de trabajar". El colegio tiene menos matrículas por todas estas dificultades, "nos duele cuando la gente llega reubicada".