La revitalización del casco antiguo y la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad ha dado un paso más con la rehabilitación del claustro de San Agustín, adosado a la iglesia del mismo nombre, sumido desde hace más de 20 años en la ruina y el abandono, tristemente marcado por lo ocurrido en 1982 cuando las protestas vecinales impidieron que siguiese adelante el derribo que ya habían iniciado las máquinas.

Desde ayer, el claustro de San Agustín es un nuevo espacio de la ciudad, regenerado y pulcro, que según confirmó el alcalde, Miguel Celdrán, se podrá utilizar para actos culturales de poco aforo, aunque no será visitable de forma permanente, porque el ayuntamiento no tiene recursos para mantener un vigilante en cada monumento para tenerlo abierto, dado que sin vigilancia se causarían destrozos. El próximo día 16 de julio habrá una jornada de puertas abiertas para que todo el que quiera pueda visitar el claustro, guiada por la Asociación Amigos de Badajoz.

Se desconoce de qué fecha data esta construcción, perteneciente a un antiguo convento, aunque bien podría ser del siglo XV, según apuntaba ayer la arquitecta municipal, Begoña Galeano, quien señalaba que la primera fecha de la que se tienen datos de esta construcción es de principios del siglo XIX. Durante las obras ha aparecido en el centro un aljibe con algunos dibujos, pero ningún indicio de la primera mezquita.

Este espacio fue cuartel militar y sede de juzgados y cuando se derribó la llamada Casa de Todos se produjeron importantes daños en el claustro. El alcalde comentó que lo que se ha hecho ahora es la "consolidación para que no se venga abajo" y que podría continuarse con futuras obras. El claustro ocupa 400 metros cuadrados. A pesar de las escasas dimensiones la recuperación ha sido costosa por su mal estado. La arquitecta comentaba ayer que los escombros llegaban hasta la altura de los hombros cuando iniciaron el proyecto.