Los conductores (casi un centenar) de la empresa concesionaria del transporte urbano, Tubasa, deben adaptar su forma de conducir a los nuevos autobuses eléctricos que se han incorporado en Badajoz y están asistiendo a cursos en los que aprenden las claves para reducir el consumo de electricidad y prolongar la vida de las baterías. Ocurre, según apunta el gerente de Tubasa, Julián Pocostales, que la conducción eficiente permite además que el trabajador «vaya más relajado».

Los conductores ya recibían periódicamente cursos sobre eficiencia energética con los vehículos de gasoil para consumir menos combustible y reducir la emisión de CO2. Ahora Tubasa ha contratado a la Fundación Nacional de Movilidad Eléctrica. Cándido García es el presidente y uno de los profesores del curso y explica que un vehículo eléctrico no se puede conducir como uno convencional «y eso nadie lo enseña». Como ejemplo señala que los motores eléctricos tienen frenada regenerativa, que carga la batería, «y es muy importante saber utilizarla para conducir de manera más eficiente». Según García, la conducción ecológica se basa en la «anticipación» al volante: frenar poco a poco al acercarse a un semáforo en rojo, acelerar paulatinamente también o utilizar el modo vela para mover el autobús, en el que están haciendo especial hincapié, porque al ser vehículos muy pesados permite avanzar mucho sin gastar energía. Técnicas que en definitiva consiguen aumentar la autonomía, con lo cual no hay que cargar tanto la batería, cuya vida se alarga porque se degrada menos y no se necesita producir tanta energía, «ya sea renovable o nuclear». En sus clases, García ha podido comprobar que hay conductores que lo hacían bien, pero otros «totalmente mal, porque conducen como si fuese un vehículo de combustión, pisan el acelerador o el freno, como les dijeron en la academia, y estos autobuses no se pueden conducir así» y además en cada modelo es de una manera.