El Instituto Extremeño de Reproducción Asistida (IERA) de Badajoz ha realizado por primera vez en Extremadura una novedosa técnica denominada diagnóstico genético preimplantacional, por la que pueden fecundar un embrión y analizar las células, a través del ADN, para ver si tienen alguna alteración genética que conlleve malformaciones en el feto, seleccionando aquellas que estén en buen estado para poderlas implantar.

Ya se ha llevado a cabo el primer implante y la mujer continúa su embarazo con el seguimiento de los especialistas, que darán a conocer el resultado cuando se produzca el parto.

Así lo explicó Ernesto González Carrera, director del citado instituto, de una clínica de reproducción asistida y creador de una fundación que lleva su nombre y que se presentó anoche en Badajoz.

Con tal motivo presentó al doctor Yves Menezo, pionero de la reproducción asistida en el mundo y consejero científico de una de las mayores compañías de medios de cultivo con la que trabaja el IERA.

Menezo explicó que la técnica que utiliza en sus cultivos es para evitar el estrés del embrión en el proceso, para mejorar el índice de éxito de estos métodos de reproducción asistida, que en la actualidad es de un 40%.

LA ESTRUCTURA DEL ADN Dicha técnica supone analizar la estructura de los embriones, su ADN, y ver cómo los ovocitos tiene la capacidad de arreglar daños en el esperma; y si no puede, el proceso se para y no se puede obtener el embarazo.

Menezo investiga la modificación del ADN con el objetivo de evitar posibles enfermedades en el futuro bebé. Y según dijo, "es importante en los casos en los que puede haber una mutación genética y posibles enfermedades, para conseguir que el niño que nazca goce de buena salud".

En este sentido, afirmó que llegará "el momento en que se puedan realizar implantes de embriones sin que tenga predisposición genética a enfermedades como el cáncer".

Ignacio Santiago Alvarez, director del consejo ejecutivo de la Fundación González Carrera, explicó que los objetivos de la misma son, además de la parte asistencial en su clínica, el desarrollo del capital humano y tecnológico en torno a la reproducción asistida, la formación y la firma de convenios de colaboración con la universidad y con otras entidades.

Para lograr esos objetivos la fundación instituirá becas de formación e investigación embrionaria, unos premios a los mejores trabajos de investigación, viajes de estudios al exterior, y todo ello con la vista puesta en convertir Badajoz y Extremadura en un lugar de referencia en la reproducción asistida.

"NADA QUE NO TENGAMOS" González Carrera afirmó que ha viajado por Estados Unidos y Europa y "no tienen nada importante que no tengamos; incluso hay cosas que hacemos mejor".

Alvarez y González señalaron que en la actualidad se construye un nuevo centro en Jardines del Guadiana, en los bajos de un edificio, con 2.000 metros cuadrados de superficie, donde tendrán su sede el instituto, la clínica y la fundación. El centro estará funcionando después del verano y dispondrá de los mejores medios y la última tecnología disponible en su especialidad.

El ginecólogo leonés afincado en Badajoz, que fue pionero en la aplicación de reproducción in vitro en la región, manifestó, respondiendo a preguntas de los periodistas, ser partidario de algunas técnicas de fertilidad y reproducción asistida que hoy no permite la ley.

En concreto se refirió a dos medidas, una de ellas es la posibilidad de elegir el sexo del embrión a implantar y por tanto del bebé, y la otra es la de utilizar los úteros de alquiler en mujeres voluntarias para implantar un óvulo fecundado de una pareja, ambas posibles de realizar sin riesgos, pero aún ilegales.

ELECCION DE SEXO En su opinión, "actualmente la ley no permite realizar este tipo de prácticas, pero creo que, a diferencia de países como China, aquí no habría problemas porque no se desequilibrará la proporción entre hombres y mujeres".

Por otro lado, según los datos aportados por Ernesto González y por Ignacio Santiago Alvarez, el IERA realiza unos 300 ciclos de fecundación in vitro al año y unos 100 de donaciones de óvulos para la investigación, que precisan de un proceso de elección riguroso por parte de su equipo de especialistas médicos.

El 25% de sus clientes/pacientes proceden de Portugal. El precio de uno de estos ciclos oscila entre los 3.000 y 6.000 euros, y la tasa de éxito está en la media internacional, en torno al 40%.