Hay efemérides que deben celebrarse de forma obligada. En el 2020 se cumplen 30 años desde que se puso en marcha en Badajoz Cocemfe, la confederación que trabaja para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad física u orgánica (con deficiencias ostearticulares, del sistema nervioso o de órganos como el pulmón o el corazón), con el objetivo irrenunciable de lograr su integración.

Cocemfe Badajoz está formada por doce oenegés y la singularidad de este movimiento asociativo es que quienes las conducen son las propias personas con discapacidad, a diferencia de otros colectivos dirigidos por familiares o profesionales, según destaca su presidente, Jesús Gumiel. Esa es la filosofía de Cocemfe nacional. Y esta característica ha permitido «que tengamos que formarnos en cada uno de los sectores en los que trabajamos, es decir, nos hemos profesionalizado». De este modo han conseguido «el nivel técnico suficiente y formativo como para llevar las riendas de las soluciones a nuestros problemas con programas y servicios» y aunque tienen contratados profesionales, «para llevar a cabo toda esta coordinación hace falta que tengamos conocimientos muy fuertes en la temática».

Otra singularidad de esta confederación es que los colectivos que la integran no se dedican a reivindicar soluciones «en plan puro y duro», sino que lo que realizan son propuestas y se ofrecen para gestionarlas. Es decir, estas asociaciones trabajan por las personas con discapacidad «desde la propuesta siempre y no desde la denuncia» y en «complicidad con la administración», porque «tenemos que llevar a los políticos a nuestro terreno y que sean nuestros aliados, ya que son los que tienen los recursos y los que legislan y nosotros precisamos medios y normas que amparen nuestros derechos».

Gracias a la seriedad con la que han trabajado en todo este tiempo en Extremadura, según Gumiel, ahora pueden decir que tienen un «elevado apoyo» de las administraciones públicas. El resultado es que «confían en nosotros y existen programas y servicios pactados con nuestras entidades e incluso diseñados por nosotros». Con su trayectoria, según su presidente, han demostrado que «somos apolíticos, que estamos para solucionar problemas y nos dirigimos a todos los grupos siempre con este objetivo». Eso ha supuesto que «jamás en estos 30 años hayamos sufrido presiones de ningún tipo, porque nuestro papel era el de grandes aliados».

Respecto a la labor desarrollada por estas entidades en tres décadas en favor de la integración, Gumiel constata que «se le ha dado un vuelco muy fuerte y el avance ha sido muy elevado». Ha sido así porque se han centrado en que se aprueben normas que amparen sus derechos «y nos hemos preocupado de dirigirnos a las administraciones públicas». El primer logro ha sido que se aprueben medidas de discriminación positiva que las personas con discapacidad precisan y posteriormente exigir su cumplimiento a los agentes que actúan.

Otro tema que Gumiel considera crucial es «la imagen». El presidente de Cocemfe aduce que «ha cambiado mucho en todos estos años». Se refiere a que precisamente al exigir sus derechos han conseguido una mayor participación y que gente con discapacidad haya «ganado la calle». Se ha pasado de la mentalidad caritativa y asistencial que existía hace años a otra en la que se da prioridad a la participación. «Por eso las claves están centradas en la accesibilidad y el empleo, porque si la persona tiene trabajo y puede desenvolverse con libertad en espacios urbanos y en el transporte, puede demostrar que es un ciudadano más». Pero si se queda en casa, dependerá de medidas asistenciales. «Hay que ganar la calle y la clave ha sido la imagen», subraya Gumiel.

Por último, remarca lo sucedido con su denominación. Con el paso de los años cualquier término que definía la discapacidad se convertía en peyorativo. Pero el colmo ha sido querer denominarlos personas con diversidad funcional, a lo que se han negado todas las oenegés. «Hemos dicho que no nos cambien el nombre, que nos cambien la realidad», porque «si quieren tener un detalle con nosotros, que cumplan las normas y resuelvan nuestros problemas, para que algún día -utópico- no tengamos las dificultades que ahora encontramos para integrarnos».

Pues a pesar de todo lo conseguido, según el presidente de Cocemfe, aún queda mucho por hacer: en el ámbito de la educación, no solo en infraestructuras, formación de profesionales y herramientas tecnológicas, sino en la ciudadanía, en el respeto de los derechos de los demás, el lenguaje apropiado y la empatía, «porque la discapacidad nos afecta a todos». También en la inserción laboral, sobre todo en el ámbito rural y en el transporte. Además de la atención sociosanitaria, que los tratamientos sean los adecuados y haya material ortoprotésico. «Hay que mirar a largo plazo porque invertir en el ámbito de la discacidad para que las personas lleven una vida normalizada al final ahorra recursos, pues no dependerán de ayudas sociales».