Si hubiese ocurrido media hora después no solo habría que lamentar daños materiales, pero afortunadamente, a las 6.55 de la mañana no había llegado aún nadie al kiosco de prensa que existe en el cruce de la autopista con María Auxiliadora, en la esquina de las antiguas escuelas infantiles. Un coche se empotró contra este negocio de prensa y tal fue el impacto, que vació prácticamente el kiosco, rompió el muro y hasta una de las columnas que sostienen la valla de la arboleda. La conductora del coche, un Opel Astra de color gris metalizado, resultó prácticamente ilesa aunque fue trasladada en un primer momento al hospital Infanta Cristina por un ataque de ansiedad.

El choque se produjo, según testigos presenciales, a consecuencia de que otro vehículo, un Opel Corsa azul con matrícula portuguesa, que circulaba por María Auxiliadora en dirección a la avenida Villanueva, se saltó el semáforo en rojo al cruzar la autopista y colisionó con el Opel Astra que iba por la BA-20 en dirección al Puente Nuevo.

PAREJA Tan violenta fue la colisión, que este último vehículo perdió el control y salió despedido hacia la esquina donde está el kiosco. El Opel Corsa (cuya matrícula se desconocía ayer) iba conducido por un hombre acompañado de una mujer, se detuvo a la altura de la farmacia que hace esquina con la avenida Villanueva pero inmediatamente decidió darse a la fuga en el vehículo en dirección al centro de la ciudad, según explicó el concejal de la Policía Local, Germán López Iglesias. A la hora de cierre de esta edición no habían sido localizados.

Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales, pero a Nieves Pérez y José Luis Rodríguez, los propietarios del kiosco se les cayó ayer el alma a los pies cuando comprobaron lo que había ocurrido con su centro de trabajo desde hace 5 años, aunque lleva abierto más de 30 y, según José Luis, hasta ahora no había sufrido nada semejante, aunque por este cruce pasan a diario miles de coches.

Los dueños del kiosco suelen estar cada día en su puesto de trabajo a las 7.20 horas. Un poco antes, y el impacto les hubiese pillado dentro. "Si hubiésemos estado, nos hubiera matado", se lamentaba el hombre, que estaba todavía en la cama cuando recibió la llamada de su repartidor de prensa. "Me dijo vente para acá que tienes un coche metido dentro del kiosco". Cuando llegaron pudieron comprobar todos los destrozos. Ayer aún no sabían cuándo podrán volver a abrir ni cómo van a reorganizarse mientras tanto para atender la clientela fija, si podrán repartir a domicilio, por lo que las pérdidas se empezarán a contar a partir de ahora, por los días en los que no podrán trabajar.

La distribuidora les recoge la prensa, pero no sabían qué podrían hacer con el resto de la mercancía, pues también venden golosinas y tabaco. Carecen de seguro porque, según explicó José Luis Rodríguez, solo hay una compañía que los contrata y son muy caros. Confía sin embargo en que responda la aseguradora del coche que se empotró contra el quiosco, aunque ésta tenga que reclamar a la del que causó el accidente.