La presidenta de la Asociación de la Caridad San Vicente de Paúl, Petri González, mostró ayer su confianza en que dentro de pocas semanas. en octubre, el comedor que regentan en la calle José Lanot, enfrente de la iglesia de San Agustín, pueda trasladarse al nuevo local que ya han alquilado en San Pedro de Alcántara y donde podrán duplicar el número de comensales, pues de los 30 que atienden ahora pasarán a 50 o 60.

Para poder adecuar las instalaciones de la nueva sede, donde hay que habilitar una cocina y los baños (solo tiene uno y contarán con otro adaptado para discapacitados) la asociación puso en marcha la campaña Apadrina un ladrillo , con la que ya han conseguido recaudar unos 10.000 euros, a los que se suma la aportación aprobada por el ayuntamiento, que todavía no han recibido. Pero según Petri González, aún es insuficiente para cubrirlo todo, pues al presupuesto de la obra hay que sumar el gasto para la adquisición de mobiliario (mesas y sillas, fundamentalmente) y de un frigorífico, pues ninguna de las dos neveras con las que cuentan en el antiguo local funcionan y aunque tienen cámaras, necesitan un frigorífico para los productos frescos.

Petri González agradece la generosidad de las aportaciones particulares, "cualquier cantidad vale, desde 50 céntimos", aunque ningún donativo ha sido tan bajo. El más alto ha sido una aportación 1.000 euros de un benefactor totalmente anónimo. En las últimas semanas, los donativos se han ralentizado. La presidenta entiende que ha sido así porque ha coincidido con las vacaciones. Mantienen abierta una cuenta en Caja Badajoz (2086/6000-30-00-000535-83).

En estos momentos los gastos son muchos, pues siguen pagando el alquiler del local de José Lanot, que les cuesta 550 euros mensuales, más los 1.000 euros del arrendamiento de las nuevas instalaciones, que ya están pagando, y para el que cuentan con la ayuda de Caja Badajoz, que aporta la mitad, hasta mayo del 2016.

Este comedor social tiene más demanda de la que puede atender "y cada día más". Se da la paradoja "de que tenemos comida y no la podemos dar" porque el espacio está limitado. Los recursos del Banco de Alimentos les llegan y también reciben fruta a diario, que no pueden almacenar porque no tienen frigorífico. Además les faltan voluntarios. En la actualidad cuentan con una treintena, muchos muy mayores. La inmensa mayoría son mujeres, sólo hay 3 hombres, por lo que Petri González hace un llamamiento a la colaboración de hombres jubilados "formales", que "quieran comprometerse".