Tras dar muchas vueltas por los impedimentos que ponían algunos vecinos, el comedor social San Vicente de Paúl, ahora en la calle José Lanot, se trasladará tras el verano a un local más amplio que le permitirá atender hasta 50 personas cada día (ahora apenas disponen de espacio para 30). El nuevo inmueble, que ocupará en régimen de alquiler, está situado en la calle San Pedro de Alcántara, a tan solo unos metros del actual. Cuenta con cerca de 250 metros cuadrados --el doble que ahora--, aunque para adecuarlo como comedor necesita algunas mejoras.

Por este motivo, la Asociación de Caridad San Vicente de Paúl ha puesto en marcha la campaña Apadrina un ladrillo , con la que pretende reunir los 21.000 euros que costará adecuar las nuevas instalaciones. Su presidenta, Petri González, explicó que hay que hacer la cocina, que debe estar adaptada a la normativa sanitaria, y un nuevo aseo, pues el local solo cuenta con uno "y al comedor vienen hombres y mujeres", explicó. También hay que alicatar la zona de comedor y crear otro espacio para el servicio de ropero, porque además de procurar un plato de comida caliente cada día a los usuarios, en el comedor también se cubren otras de sus necesidades.

Todas las aportaciones que lleguen a través de esta campaña, para la que se ha abierto una cuenta con el número 2086-6000-30-00-000535-- en Caja de Badajoz, se destinarán a la compra de material y a sufragar la mano de obra. "Cualquier cantidad, por pequeña que sea, ayudará", aseguró Petri González, quien se mostró convencida de que lograrán la financiación necesaria "porque la gente de Badajoz ha demostrado que es muy solidaria", afirmó.

"Con un donativo de 50 céntimos se puede comprar desde un azulejo hasta una cenefa o un enchufe", recuerdan desde la institución benéfica, que desarrolla su labor social en la ciudad desde hace casi 80 años.

La crisis ha hecho que sean cada vez más las personas que llaman a la puerta de este comedor social en busca de ayuda. La falta de espacio en las actuales instalaciones de José Lanot, que ocupan desde hace más de una década, impide que se pueda atender a un mayor número de personas, por eso desde hace algún tiempo era una prioridad para la institución trasladarse a un local de mayor tamaño.

No ha sido tarea fácil encontrarlo, según reconoció Petri González. "Nos conocemos el Casco Antiguo mejor que nadie, hemos visto otros muchos locales, pero los vecinos nos ponían pegas", contó la presidenta sin ocultar su decepción. "Eso nos duele mucho".

El alquiler del nuevo local es de 1.000 euros al mes, pero una entidad financiera se ha comprometido a cubrir la mitad. "Sería imposible para nosotros solos". Las llaves del local se las entregarán el próximo miércoles y dedicarán el verano a realizar las obras y el traslado.

En estos momentos son 23 voluntarios, 20 mujeres y tres hombres, pero el comedor social de San Vicente de Paúl necesitará más manos cuando estrenen el nuevo local y atiendan a una veintena de usuarios más cada día. Por eso, Petri González animó a las personas que están jubiladas, que tienen más facilidades para acudir a las horas que se presta el servicio, a que colaboren con su tiempo. "Solo es necesario que sean formales y se comprometan", dijo.