Comer en Badajoz, de eso se trata. Mis queridos Fernando Valbuena y José Manuel Gordillo (un fuerte abrazo para él, que se recupera en el Hospital y con el que espero muy pronto compartir mesa y mantel a cuerpo de rey) saben de esto mucho más que yo, aunque compartimos el gusto por la buena comida y el buen vino. En Badajoz se puede comer muy bien a cualquier hora del día. Badajoz es la capital mundial del desayuno, tenemos -según expertos en la materia- algunas de las mejores barras de España (Galaxia), los aperitivos de mediodía son únicos, en la cantera de las estrellas Michelín ya están Lugaris y El Paso del agua, contamos con un chef, Juanma Salgado (Dromo), en la órbita del Bocuse D’Or y cenar, por ejemplo, en las terrazas de El Sigar o Marchivirito es una experiencia culinaria de primer nivel. Todo esto viene al caso por un reciente reportaje que ha revolucionado las redes sociales. La escritora malagueña María Eloy-García, ha publicado, recientemente, en el suplemento El viajero de El País un trabajo titulado Badajoz, 24 horas para descubrir los mejores placeres pacenses. Con una estupenda prosa, citas de Carolina Coronado y Dante y detalles turísticos tan ricos, nos ha hecho sentir bien porque se reconoce que en Badajoz hay mucho y bueno. El País es el segundo periódico de España, con más de un millón de lectores, con varios millones más de visitas en su web y muchos habrán recalado en ese retrato de nuestra ciudad. Sin embargo, aun siendo Eurociudad y, por tanto, contando como nuestros, como así es de hecho, con El Cristo y O Carrascal, o sea, la zapateira y los pollos, hemos de advertir que el placer de la gastronomía local es tan rico, variado, entusiasta y poderoso que no hace falta ir a Elvas -como se indicaba en el reportaje- para descubrir el placer de comer bien y a gusto en Badajoz. A los mencionados, podemos unir El alma del genio, 39siete, Sanxenxo, Suculeta, Equilibrio, Xare.lo, El Vivero, Azcona, Dosca II, La Bacana, Gladys, Degusta, Cervecería Campañón, El viejo bar y la lista es tan grande que me quedo comiendo el cocido de los viernes en la casa de comidas Abuela Justa, uno de los más placenteros y últimos descubrimientos de nuestro Casco Antiguo. Para la próxima, la poeta malagueña queda invitada a desayuno, comida y cena. Pero en Badajoz, que esta vez se lo perdió.