Aunque en los últimos días la recuperación de la plaza Alta está en entredicho debido a la polémica que se ha suscitado por la sentencia que obliga a derribar el cubo de Biblioteconomía, lo cierto es que nadie duda de los acertados pasos que se han dado para rehabilitar un lugar emblemático de la ciudad que tras varias décadas de ostracismo vuelve a cautivar a todos los que la visitan.

Y aunque el principal motor de la recuperación de la plaza Alta haya sido el Plan Urban, cuyas obras comenzaron a ejecutarse en el 2001, también ha sido fundamental para que los pacenses vuelvan a subir a la plaza la eliminación de la delincuencia que generaba el tráfico de drogas y la prostitución que había en la zona.

Para ello el ayuntamiento cedió un edificio al Ministerio del Interior donde se instaló la comisaría de Policía Nacional. Que si bien nunca fue una auténtica comisaría, sí consiguió el objetivo de garantizar la seguridad. Tanto es así que no hace muchos años en el 2006, llegó a contar con la presencia de 15 policías nacionales, que mantenían una vigilancia de 24 horas, más otros 20 agentes del Grupo Operativo de Respuesta.

Tan sólo cuatro años después la situación de la comisaría de la plaza Alta ha cambiado mucho. Solo un policía mantiene hoy esa vigilancia en un edificio cuya fachada se cae a cachos.

Al margen de los chistes fáciles y misivas contradictorias que se cruzaron Gobierno, Carmen Pereira , y el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán , lo cierto es que los responsables políticos y policiales de la ciudad deben plantearse el futuro de la comisaría de la plaza Alta.

¿Es necesaria en la actualidad una masiva presencia policial en estas instalaciones? ¿Tiene sentido mantener allí a un solo policía? Incluso cabría preguntarse si deben seguir abiertas estas dependencias policiales.

Es en la Junta de Seguridad Local de Badajoz donde se deben dar unas respuestas que urgen los ciudadanos.