Me dijo se iba a quitar la vida, que quería morir, por motivos personales, y mantenía unas tijeras abiertas sobre el cuello amenazando con cortárselo; entonces entablé un diálogo con él, le pregunté por qué, intenté disualirlo pero las mantenía las sobre el cuello; presentaba numerosos cortes en los brazos y había un charco de sangre en el suelo. En un momento dado, me abalancé sobre él, lo reduje y le quité la tijera". Así contó ayer a este diario el comisario de la Policía Nacional en Badajoz, José María Ayala Puerto, cómo consiguió evitar la tarde del pasado lunes el suicidio de una persona en los servicios de la estación de autobuses.

El comisario Ayala acudió a la estación de autobuses de la ciudad hacia las 15.30 horas del pasado lunes. Iba "acompañando a mi mujer, que iba de viaje", señaló. "Yo arrastraba las maletas en esos momentos por el andén, cuando un hombre desconocido --'El Manta', un mendigo de la zona de La Estación, supo después--, me dijo que en los servicios hay uno que se quiere matar con un cuchillo", explicó.

Su reacción al encontrarse en esa situación, aunque fue rápida, requirió fuerza debido al intenso forcejeo y resistencia que mantuvo el hombre, si bien logró reducirlo y sujetarlo en suelo hasta que llegó una patrulla en un coche Zeta.

Una vez se hizo cargo de él la patrulla, lo custodió hasta que llegaron los servicios sanitarios, que se hicieron cargo del hombre y lo trasladaron a un centro hospitalario. En él permaneció ingresado hasta la mañana de ayer, que recibió al alta. Eso le dijeron en el hospital a José María Ayala cuando se interesó por su estado.

El comisario Ayala, que tomó posesión de su cargo en Badajoz en diciembre pasado y se incorporó a su puesto en enero de este año, expresó su sorpresa por el suceso, al que inicialmente no dio más importancia, hasta que los demás policías que intervinieron lo contaron. "A mí, que estuvo conmigo por la visita de Rajoy, no me dijo nada hasta por la noche", afirmó el jefe superior, Miguel García Izquierdo.

El hombre le dijo al comisario que venía de Antequera, Málaga, le pidió disculpas por su acción, dijo que tenía una patología bipolar y que llamaran a su psiquiatra, que estaba en París.