La apertura de una gran superficie comercial en la localidad portuguesa de Évora, a tan sólo una hora de Badajoz, ha vuelto a avivar el debate sobre la libertad de horarios comerciales en Extremadura y sobre todo en la capital pacense. Los comentarios, tanto de comerciantes como de consumidores, se han producido de manera muy activa durante estos días en las redes sociales. Pero estoy segura de que desde la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz también se está mirando con mucha atención el efecto que pueda tener sobre el comercio la apertura de estas nuevas instalaciones en el Alentejo. ¿Será una competencia para el comercio local? ¿Afectará negativamente a las ventas?

Hay que tener en cuenta la cercanía y facilidad para llegar a Évora, con una autovía cómoda y directa. El atractivo que supone una ciudad Patrimonio de la Humanidad con una buena oferta de gastronomía. La diferenciación de algunas marcas que ofrece el nuevo centro comercial. Y sobre todo que estará abierto 55 días más al año que el comercio de aquí. Durante el gobierno de Monago se amplió a 16 días los festivos que el comercio podía abrir en Extremadura. Una medida que fue aplaudida por las grandes superficies comerciales y que provocó un enérgico rechazo del pequeño comercio. Una de las primeras medidas de el gobierno de Vara fue restituir la limitación a 10 días. Unos y otros defendieron los pro y los contra del tiempo que duró aquella ampliación, pero en mi opinión es difícil saber qué efectos tuvo sobre la economía porque su aplicación, si me permiten la expresión, fue un poquito chapuza.

Los portugueses lo tiene claro: «no cierran nunca» como dijo el director del Évora Plaza. Al igual que el comercio en internet. En los próximos meses habrá que ver el comportamiento de ese más de un tercio que supone en la actualidad el cliente portugués en Badajoz. Incluso, del extremeño, que ve limitada su libertad horaria para el consumo.