Digamos, para rematar, que la asunción de competencias, en materia de Arqueología, por las comunidades autónomas ha sido un éxito, en lo que se refiere al acercamiento a los problemas. Es máxima militar que el mando debe ejercerse lo más cerca posible del escenario de la acción. En otros aspectos, no tanto. Con diferencias entre comunidades. En Extremadura se ha dado un excesivo proceso de burocratización. Se llega a exigir la presencia física de los arqueólogos para recoger sus permisos de actuación. ¿No existen formas regulares y legales de hacérselos llegar, como cualquier otro documento oficial? Y la obligación de entregar los presupuestos de las obras -¿es legal?- tampoco ha beneficiado a los proyectos, ni a las condiciones de trabajo de los técnicos. ¿Cuántos se han parado en la región por ser insuficiente la consignación presupuestaria para Arqueología? ¿No se hubieran evitado problemas, y perjuicios patrimoniales, separando todas las actuaciones arqueológicas de las fases de redacción y ejecución de los proyectos? Si intervenimos en yacimientos -o en monumentos- sin buenos informes previos no podemos evitar que los hallazgos disparen los presupuestos antes de comenzar las obras. Y los excavadores se enfrentan a la presión, cuando no a la hostilidad, de promotores y ejecutores. No es malo que las actuaciones se saquen a concurso entre empresas de Arqueología pero, puestos a intervenir, sería bueno que la Administración supervisara de modo independiente los contratos hasta las últimas consecuencias.

Creo que las condiciones de trabajo de los profesionales free lance se han deteriorado mucho. No ha habido medidas administrativas capaces de frenar el proceso. Ni colegios, para poner orden en los precios y en la adecuación de los titulados a las funciones que desarrollan. Y, mientras, los informes finales no se publican y solo pueden consultarse por misericordia del funcionario de turno, cuando es un derecho -cumplidos los requisitos-. Burocratizando y banalizando la labor de los excavadores difícilmente puede dignificarse su trabajo. Y así es difícil que pasen a la categoría de arqueólogos. ¿No se pueden ejercer las competencias en sentido positivo?