La sala de lo Penal de la Audiencia Provincial de Badajoz ha condenado a los detenidos tras el tiroteo de Gévora a 15 y 9,5 años de cárcel, según consta en la sentencia, que se hizo pública ayer. La Audiencia impone a los acusados I. S. S., de 30 años, y C. F. S., de 21, ambos de Badajoz, las penas de 9,5 años de prisión cada uno de ellos, tras ser hallados culpables de los delitos de detención ilegal (5 años), de robo con violencia e intimidación (4 años y 6 meses) y una falta de lesiones (multa de dos meses a una cuota diaria de 8 euros, sustituibles por 16 días de arresto en caso de impago). Así mismo, impone a I. S. S. otros 4 años de prisión por un delito de atentado y 5 meses más por otro contra la seguridad vial.

La sentencia, que puede ser recurrida en casación ante la Sala II del Tribunal Supremo, impone a los condenados que indemnicen conjunta y solidariamente a la víctima con 7.000 euros por el dinero sustraído y 355 por los días de curación de las lesiones sufridas. El tribunal absuelve a los dos acusados de un delito de coacciones del venían siendo acusados.

El tribunal entiende que se cumplen los requisitos para contemplar el delito de detención ilegal, en grado de consumación, considerando "desproporcionada la detención en función del robo concreto cometido", y que ha tenido "mayor entidad el ataque a la libertad que al patrimonio". Añade también que se desvincula la detención ilegal del delito de coacciones, del que los absuelve.

La sala considera probado que a las 9.05 horas del 31 de julio del 2012, V. M. R. se disponía a entrar en el taller mecánico que regenta, en una nave del polígono industrial de Gévora, cuando accedieron tras él los ahora condenados I. S. S. y C. F. S., quienes tras mantener una discusión con el mecánico le ordenaron subir al vehículo en el que habían llegado, forcejeando y dándole un cabezazo para que entrara en un Mercedes S320, propiedad del padre de I. S. S.

Una vez dentro del coche, le propinaron puñetazos y lo encañonaron con una pistola, al tiempo que seguían dándole golpes, hasta llegar a un descampado, donde le golpearon con la pistola, una fusta y una vara. Al comprobar que no llevaba dinero, uno de los atracadores cargó el arma, momento en que V. M. R. les dijo que tenía 7.000 euros en un coche en el taller.

Una vez se hicieron con el dinero, le pidieron un BMW que tenía en la nave y que lo pusiera a su nombre, si bien les dijo que ya lo había transferido, y el nuevo propietario a su vez lo había vendido también, obligándole a acudir a una gestoría, sin que pudiese realizarse la operación. Posteriormente, volvieron a la nave y exigieron a la víctima que tuviera su vehículo, el BMW, arreglado para el día siguiente, que irían a recogerlo.

V. M. R. denunció el hecho ante la Guardia Civil, que montó un dispositivo especial y cuando llegaron los ladrones, los agentes intentaron detenerlos, pero I. S. S. puso el coche en marcha y realizó varias maniobras peligrosas, llegando a casi arrollar a los guardias que les apuntaban con sus armas y que se apartaron para evitar el atropello. Los agentes efectuaron varios disparos, persiguiéndoles hasta una nave cercana, donde pudieron detenerlos.