La sección primera de la Audiencia Provincial de Badajoz ha condenado a Julio Boza de la Paz a un total de 16 años de prisión, tras hallarlo culpable de dos delitos de robo con violencia, por los que le impone 4 años de cárcel por cada uno de ellos, y otro de homicidio en grado de tentativa, con la agravante de reincidencia, por el que son otros ocho años y una indemnización de 6.000 euros, según dice el texto de la sentencia.

El tribunal ha considerado como hechos probados que el condenado robó, sujetando de forma violenta a una niña de 14 años, un cordón con dos medallas de oro, el 28 de marzo del 2002 en la avenida de Padre Tacoronte; otro robo cometido el 29 de marzo del mismo año a una mujer, cuando ésta sacaba dinero de un cajero automático, en la avenida de Elvas, así como otro similar a un joven que también sacaba dinero del mismo cajero automático, pero a éste lo apuñaló con un cuchillo de cocina en el pecho, para apoderarse de 105 euros que sacaba en ese momento.

La última víctima de Julio Boza necesitó tratamiento médico quirúrgico con intervención de urgencias por la gravedad del cuadro clínico que presentaba el lesionado, pues de no haber sido asistido con rapidez, la herida hubiera supuesto un compromiso vital inmediato. Necesitó 83 días para su curación.

FISCAL Y DEFENSA

El fiscal solicitó penas de cuatro años por cada robo y de 10 por el homicidio en grado de tentativa, mientras que el abogado de la defensa consideró al acusado responsable de un delito de lesiones, por el que solicitó dos años de prisión.

Por otro lado, la misma sala ha condenado a Rafael Martín Hidalgo a la pena de un año y seis meses de prisión, como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, con la atenuante de arrepentimiento, por los hechos ocurridos el 9 de enero del 2001, cuando disparó con una escopeta de caza contra el coche en el que iban un matrimonio con su hijo, al pasar por delante de la cancilla de la finca del ahora condenado, en dirección a otra propiedad de la familia. La posta disparada por Rafael Martín penetró en un cristal, el volante y el interior de una puerta del vehículo en el que iba la familia.