Con el verano aumenta la exposición al sol. Muchas personas lo hacen para incrementar la pigmentación de su piel pues consideran que estar moreno es sinónimo de salud y belleza. Pero, ojo, la exposición excesiva al sol es un peligro importante para la salud, especialmente para niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas. Ningún protector solar ofrece cobertura total frente a los riesgos de la radiación ultravioleta. Como medida de precaución mínima evite tomar el sol entre las 12 y las 18.00 horas. Sobre todo es importante no dormirse al sol y si va a hacer ejercicio hágalo con moderación. Si por motivos laborales tiene que trabajar al sol hay que protegerse con una gorra, beber constantemente agua, hacer paradas y descansos regulares, explica el médico de la Dirección General de Salud Pública, Gustavo González Ramírez. Si va a tomar el sol debe aplicarse un protector solar alto (mínimo 15), adecuado para cada tipo de piel o zona del cuerpo, teniendo en cuenta el fototipo, la edad y las circunstancias de la exposición.

Repetir la aplicación

Debe aplicarse generosamente en cantidad suficiente media hora antes de la exposición y repetirse cada dos horas, o cada vez que se bañe, se sude o se seque. Las precauciones deben extremarse en las partes del cuerpo más sensibles como cara, cuello, calva, hombros, escote, orejas, manos, y empeines. Los labios hay que cuidarlos con productos específicos. La proyección hay que ponerla incluso en los días nublados. De hecho, las radiaciones ultravioleta atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, la arena, la hierba y la nieve. La piel debe estar cubierta con ropa, la cabeza con sombreros de ala y los ojos con gafas de sol que absorban el 100% de las radiaciones ultravioletas. Cualquier cambio en el color, forma o tamaño de pecas o lunares debe consultarse al especialista de inmediato. Los rayos solares ultravioletas son radiaciones que dañan la piel, pueden causar daños a corto plazo (irritaciones, quemaduras)o daños que aparecen con el paso del tiempo como el envejecimiento prematuro o cáncer de piel. Las personas con riesgo de desarrollar un cáncer de piel, tipo melanoma son aquellas que tienen antecedentes familiares, han tenido melanoma anteriormente, gran número de lunares, piel blanca y ojos claros, antecedentes de quemaduras solares en la infancia y adolescencia y trabajo o actividades frecuentes al aire libre. En general la exposición al sol debe hacerse de manera responsable, porque los rayos solares a pesar de que nos aportan efectos beneficiosos al organismo y sensación de bienestar, su exposición excesiva entraña riesgos para la salud. Es fundamental evitar las quemaduras. No hay que permanecer mucho tiempo al sol, aunque se utilicen productos de protección solar. No debe olvidarse de que en ocasiones se produce el llamado ‘efecto lupa’. Por eso al salir del agua hay que secarse muy bien las gotas de agua que quedan en el cuerpo y aplicarse otra vez de nuevo la crema. Es preciso también conocer tu fototipo antes de ponerte al sol. Existen seis tipos desde el I para la piel muy clara y VI el de la población de raza negra. En el primero de los fototipos la protección solar debe ser total. Finalmente, hay que recordar que aunque los niños son los protagonistas del verano y disfrutan de este tiempo al máximo, hay que tener con ellos especial uidado.

No exponga a los niños menores de 3 años al sol. Protéjalos con ropa, sombreros, gafas y protectores solares de altos índices, especiales para los niños y resistentes al agua. Hágales beber agua con frecuencia, al igual que a las personas mayores, aunque no tengan sed.